martes, 24 de julio de 2012

LA SANTIDAD.
Por Fray Juan Gerardo Morga.

Mucho se puede decir de este tema, pero lo más importante es poner en contexto esta palabra y lo que significa en nuestros días.

Muchas veces hablamos de la santidad como algo que compete a un determinado grupo de personas, antes del Vaticano II, la santidad era solo para los religiosos (monjas, monges, frailes, sacerdotes, personas que dedicaban completamente su vida a Dios), sin embargo despues del mencionado concilio, la idea cambio drasticamente y entonces se dijo que todos estamos llamados a la santidad. Ya no solo los que dedican su vida por completo a Dios, sino tambien todos los que creen en Dios, los niños, los jóvenes, los matrimonio, los hombres más pecadores, es decir, todos los bautizados somos objetos de la santidad.

Pero ¿qué es santidad?, en mi corta experiencia de Dios, he ido descubriendo que la santidad es descubrir el amor de Dios en la propia vida y dejarse amar por este amor y amar con este mismo amor, es decir, que en la medida que estes más conciente del amor incondicional de Dios, en esa medida eres santo. A veces tenemos un concepto de santidad muy erroneo, como que los santos son personas agraciadas por Dios desde pequeños con dones extraordinarios, que son perfectos, que levitan, que tienen una imagen muy piadosa, etc. no pongo en tela de juicio que Dios regale sus dones a quien quiera, pero a veces pensamos que la santidad es algo inalcanzable y es solo para aquellos que Dios les da estos dones. Dios nos da dones, es decir, regalos a todos, sin embargo los dones o regalos vienen acompañados por nuestra debilidad, pensamos más en nuestras debilidades y pecados que en nuestras grandes capacidades para ser mejor, las cuales han sido dadas por Dios nuestro Padre.

Es curioso, que nos soñemos y nos imaginemos como grandes empresarios, artistas, personas famosas, con tal o cual carro, con una casa, con una profesión, y decimos: "ya me vi", pero no imaginamos como seremos cuando lleguemos a ser santos. Y es que llegar a ser santos es llegar a ser verdaderamente humanos, es decir, con la venida de Cristo, Dios nos enseña a ser verdaderamente humanos, pues Cristo es realmente hombre y es a la vez Dios, pues comparte con el Padre la plenitud. Cada uno de nosotros participamos en la divinidad de Dios, y en la medida que crezcamos en esta conciencia seremos santos-verdaderamente humanos, a imagen y semejanza de Dios.

Podemos ser santos ya desde ahora, incluso somos santos desde el bautismo, pues para Dios el día de nuestro bautismo como todos los días de nuestra vida son un "siempre", solo falta que crezcamos cada día más en la conciencia de que seremos, como dice san Juan, "como dioses". Nosotros por nuestra bedil condición damos más importancia a lo negativo, al pecado, a lo que esta mal, al mal en si mismo y nos olvidamos que fuimos hechos en gracia, antes que el pecado del Genesis, fue la creación y esta fue perfecta, despues vino la desobediencia. Fuimos creados en gracia original y no en pecado original, por lo tanto hermanos animemonos a vivir en gracia original, no quiero decir que no exista el pecado, el mal, sino más bien que nuestros ojos esten puestos en la gracia de Dios, en la bondad infinita de Dios, en Dios mismo; solo así aceptaremos nuestras lititaciones como oportunidad para ser santo, y no al reves, tengo que quitar mis debilidades para ser santo. Entremos en este camino y verán que somos más felices, ni siquiera se la creerán cuando les digan que son santos, pues el santo es el último que se da cuenta de las cosas que hace Dios en nosotros, la SANTIDAD es un don que viene de Dios, y que se realiza si encuentra materia dispuesta.