viernes, 28 de febrero de 2014

Película "SON OF GOD", EL HIJO DE DIOS.



LOS ÁNGELES, 28 Feb. 14 / 01:07 pm (ACI).- La película sobre la vida de Jesucristo, Son of God (Hijo de Dios) bajo la producción de Mark Burnett y Roma Downey se estrena hoy en inglés y en español en las salas de cine de diversas ciudades de Estados Unidos.


El reconocido actor mexicano, Eduardo Verástegui, no sólo se encarga de la producción ejecutiva del doblaje al español sino que también es la voz de Jesús.

El sitio web oficial de la cinta señala que desde que la película La Pasión de Cristo, estrenada hace 10 años, no se había realizado otra de producción cinematográfica sobre la vida del Señor, además hace 50 años que no produce un film sobre su vida pública, por eso los productores nos presentan la historia “contada con la dimensión y la escala de una épica de acción” que narra la vida de Jesús desde su nacimiento, hasta la resurrección.

El actor que interpreta a Jesús es el portugués, Diogo Morgado, cuya actuación fue resaltada por Verástegui en el programa de la cadena Univisión, Despierta América. El actor mexicano dijo que “interpretar a Jesús es lo más difícil del mundo. Es hombre, es Dios, hagas lo que hagas te vas a quedar corto y este actor hizo un trabajo excelente porque cuando yo estaba haciendo el doblaje, haciendo la voz de Jesús, él hizo que mi trabajo fuera más fácil. Yo no estaba viendo al actor, estaba viendo a Jesús". También actúan en la película Roma Downey en el papel de María, la Madre de Jesús, Amber Rose Revah como María Magdalena y en el papel de Pedro, Darwin Shaw, entre otros actores.

Verástegui expresó que “para mí a nivel personal y espiritual, el hombre más grande que ha pisado la tierra es Jesucristo, es un honor enorme, es un regalo de Dios poder estar involucrado en este proyecto" y hacer la voz de Jesús fue “el honor más grande de mi vida". Agregó además que "la película es una gran historia de un hombre que cambió el tiempo, el calendario y la historia. No ha habido un hombre en la historia de la humanidad que haya tenido tanto impacto y tanta influencia como Jesucristo".

Ya a mediados de febrero el Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gómez, recomendó a los fieles que asistieran a ver la película y a través de la Arquidiócesis se regalaron nueve mil entradas que fueron donadas anónimamente. Para los productores Burnett y Downey, casados hace varios años, "nuestra esperanza es que la historia y el mensaje de Jesucristo lleguen a millones de personas en toda la nación".

La película es para todos aquellos que quieran conocer la vida de Jesucristo independientemente del credo que profesen.

Fuente: ACI Prensa, http://www.aciprensa.com



miércoles, 26 de febrero de 2014

Homilía del 7° Domingo del Tiempo Ordinario

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 3, 16-23.

¿No saben que son santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguien destruye el santuario de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el santuario de Dios, que son ustedes, es sagrado.



Que nadie se engañe: si uno se considera sabio en las cosas de este mundo, vuélvase loco para llegar a sabio; porque la sabiduría de este mundo es locura para Dios, como está escrito: Él sorprende a los sabios con su misma astucia, y también: El Señor conoce los razonamientos de los sabios y sabe que son vanos.


En consecuencia que nadie se gloríe de los hombres. Todo es de ustedes: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida y la muerte, el presente y el futuro. Todo es de ustedes, 3,23: ustedes son de Cristo, Cristo es de Dios.

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¿quién es el sabio?

Hola, queridos hermanos (as), les deseo la paz del Señor.

Muchas veces confundimos la sabiduría con la inteligencia, pensamos que ser inteligente es igual a ser sabio. Pero ser sabio es volverse loco, dice Pablo de Tarso, y que quiere decir esto de volverse loco para ser verdaderamente sabio.

En todos los seres humanos esta Dios, sin embargo, el no puede estar, no puede acompañarnos sin nuestro permiso, es decir, somos templos de Dios pero si no queremos ser su templo nos destruimos como dice san Pablo. También la sabiduría la posee quien quiere poseerla, quien quiere tenerla, y aunque la persona sea muy inteligente no precisamente tiene sabiduría, por ejemplo, hay personas sencillas, personas que no han estudiado y son sabias. Pero hay dos clases de sabiduría, la humana y la divina: la humana, dice Pablo, es vana y hay que dejarla de lado, es la que comúnmente llamamos inteligencia, pero para poseer la sabiduría divina se necesita hacerse el loco, hacerse que no se sabe nada. 

En ocasiones hacemos las cosas solo con la inteligencia, y pensamos que es correcto, podemos hacer cosas que aparentemente están bien, pero no lo son. Incluso podemos hacer cosas que según son buenas y en realidad son desastrosas para los demás. La sabiduría divina siempre hace el bien, y quien la posee siempre hace el bien. Cuando una persona obra de forma maliciosa contra otra cree ser inteligente, pero no lo es pues atrae su propia maldad hacia ella.

El que vive de la sabiduría de Dios vive de la fe, no de los cálculos humanos. No se entra a la Iglesia a hacer política, a hacer proselitismo. Se entra a la Iglesia porque uno se reconoce pecador, necesitado de Dios, de conversión, y aun con esto quiere servir humildemente a la Iglesia, quiere servir y no mandar. Por eso en la Iglesia se llaman claramente a los ministerios, sacerdote = ofrece el sacrificio, ministro = el que sirve, diacono = servidor, catequista = el que nutre la fe, obispo = representa a Cristo cabeza, cardenal = servidor de (bisagra) comunión en la Iglesia, papa = vicario de Cristo y el más importante de todos y que no vino a ser servido sino a servir, JESUCRISTO, quien se pone a enseñarnos la humildad de un ministro, sacerdote, ministro, diacono, catequista, obispo, cardenal o papa.

Hermanos y hermanas el sabio es humilde, por eso dice Pablo que el que es sabio se hace loquito, hace como que no sabe. La Iglesia necesita de sabios con esta característica, luchemos porque los que servimos poseamos esta sabiduría divina, y quien aún no pide o no la posee que no se deje engañar, que mire más a Jesucristo, que platique más con él, que ame más a sus hermanos. No busquemos la sabiduría donde no esta, puedes encontrarla más que una plática del catequista, del sermón del padrecito, en un hermano o hermana enfermo.

¡¡¡Buen domingo y animo!!! 

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.





domingo, 16 de febrero de 2014

Homilía del 6° Domingo del Tiempo Ordinario.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 2, 6-10.


A los maduros en la fe les proponemos una sabiduría: no sabiduría de este mundo o de los jefes de este mundo, que van siendo derribados. Proponemos la sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, la que Él preparó desde antiguo para nuestra gloria. Ningún príncipe de este mundo la conoció: porque de haberla conocido, no habrían crucificado al Señor de la gloria. Pero, como está escrito: Ningún ojo vio, ni oído oyó, ni mente humana concibió, lo que Dios preparó para quienes lo aman.

A nosotros nos lo ha revelado Dios por medio del Espíritu; porque el Espíritu lo escudriña todo, incluso las profundidades de Dios.

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JESÚS: sabiduría de DIOS.

Hola hermanos y hermanas, el Señor les de la paz.

El domingo pasado san Pablo hablaba de como anunciar a Jesús, no con palabras rebuscadas o con sabiduría humana, sino con la sencillez que caracterizaba al mismo Señor cuando anunciaba a su Padre, el Reino y la vida feliz en compañía de Dios y de los que son de Dios.

Hoy la segunda lectura va en el mismo tono, pues es una continuación de la lectura del domingo pasado, pero ahora san Pablo dice que los que tienen una fe madura se les propone una sabiduría, y es la sabiduría de Dios. Y aquí hay que reflexionar en dos cosas: ¿Cómo se madura la fe? y ¿qué es la sabiduría de Dios? En esto basaré toda la reflexión.

Me gusta decir que la vida de fe, la vida del cristiano es un camino, entonces madurar en la fe es haber caminado por este camino, a veces no tan fácil, a veces con cardos, con espinas, haber superado estas dificultadas y haber perseverado en el camino. Una persona que ha madurado en la fe es aquella que confía en Dios, que se confía en su amor en la salud y en la enfermedad, en las tristezas y en las alegrías, cuando le va bien y cuando le va mal, es una persona que no se escandaliza con el pecado del hermano, sino que lo comprende y le ayuda. Madurar en la fe es salir de nuestros esquemas cuadrados y mirar con los mismos ojos de Dios a los demás, es dejar de estar encerrados en nuestros ritos, a veces vacíos, para salir a la calle y anunciar el amor, que es Dios, con nuestras vidas, con alegría y con gozo. 

Quien es maduro en la fe es responsable en la tarea evangelizadora que le toca por ser bautizado, toma en serio su misión de discípulo y misionero de Cristo. Quien es maduro en la fe no deja tirado el trabajo pastoral, las tareas de pastoral o los compromisos que tenemos, cada uno en su nivel, en la Iglesia. Dudaría de un agente de pastoral, de una catequista, de un (a) coordinador (a), de un ministro de la comunión, de un diacono, de un sacerdote si tiene una fe madura, cuando deja a la deriva la celebración de la Eucaristía, los enfermos que les toca visitar, los niños que necesitan de una solida catequesis, de los pobres que necesitan de la ayuda de la Iglesia.

Hermanos y hermanas, san Pablo nos anima a ser maduros en la fe, de tomar nuestra responsabilidad de bautizados que es el anuncio de Cristo, de su Reino de amor a los demás con el ejemplo y si es necesario con las palabras. Pero nadie puede dar algo que no tiene, a veces se deja de lado las obligaciones de la misión, de la tarea de evangelizar, "ya no voy al grupo de mi parroquia", porque no se posee la sabiduría de Dios. Esta sabiduría de Dios es Cristo mismo, es decir, sino tenemos a Cristo en nuestro interior, si no asistimos a encontrarnos con Él en los sacramentos, en especial en la Eucaristía, no podemos anunciarlo a los demás, y en lugar de dar a Jesús a los demás, damos pero lastima porque no es parte de nuestra vida.

Y ¿cómo poseemos a Jesús? ¿cómo adquirir la sabiduría divina? pues por medio de la platica diaria con el Señor (la oración), con los encuentros espontáneos con los hermanos, pues con ellos nos encontramos con Jesús, en los encuentros con Jesús en su Palabra (Biblia), en los sacramentos (bautismo, comunión, confirmación, unción de los enfermos, reconciliación, matrimonio y orden sacerdotal), pero sobre todo en el encuentro de los hermanos que sufre por enfermedad, por la pobreza, por la marginación. A veces aprendemos más de Dios con una persona que sobrelleva los dolores de su enfermedad con paciencia y por amor a Dios, que con una platica de la catequista o con la homilía de un padrecito.

Si, hermanos y hermanas, busquemos la sabiduría divina no solo en nuestros grupos cerrado de Iglesia, no solo en la reflexión de la Palabra de Dios, tambien en los hermanos que sufren, en los pobres, pues recordemos que Jesús en un pasaje de los Evangelios da gracias a Dios Padre porque revela sus misterios a la gente sencilla, a la gente humilde, a los pobres.

Que pasen un excelente domingo y pasemos más allá de lo que tenemos que hacer, hagamos más de lo que nos toca, y la medida que sea el amor de Dios que nos apremia a vivir dándonos a los hermanos sin esperar nada a cambio. ¡¡¡ Feliz domingo !!!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

Homilía del 5° Domingo del Tiempo Ordinario.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios: 2, 1-5.


Cuando llegué a ustedes, hermanos, para anunciarles el misterio de Dios no me presenté con gran elocuencia y sabiduría; al contrario decidí no saber de otra cosa que de Jesucristo, y éste crucificado. Débil y temblando de miedo me presenté ante ustedes; mi mensaje y mi proclamación no se apoyaban en [palabras] sabias y persuasivas, sino en la demostración del poder del Espíritu, para que la fe de ustedes no se fundase en la sabiduría humana, sino en el poder divino.


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LA PREDICACIÓN DE JESÚS (EVANGELIO) CON HUMILDAD.


Hola queridos hermanos y hermanas, paz y bien.

Así como un papá o una mamá que no puede corregir a su hijo (a) sobre alguna cosa que ellos hacen, porque se debe tener autoridad moral para hacerlo o de aceptar con humildad que se cometió el mismo error que se quiere corregir, así también el cristiano que no vive como seguidor de Jesús, como su discípulo no puede predicar de Él con las palabras pues hay incoherencia con la vida que lleva y el anuncio del Evangelio.

Pero todos somos pecadores y todos tenemos algo de incoherencia en nuestro ser de personas, por esto mismo Jesús (que es el misterio de Dios del que habla san Pablo) debe ser anunciado con la propia vida, y si se hace con las palabras estas deben ser sencillas para que las puedan entender todos, pues uno como predicador puede traicionar el mensaje y no hablar palabras de Dios sino propias. Pero ante todo el mensaje, que es el mismo Jesús, se debe anunciar con humildad, con sencillez de corazón, con toda la pasión y fuego con la que hace que el corazón arda y anuncie a Jesús con la vida y las palabras.

Cuando uno predica, cuando se habla de Dios se debe de hacer "temblando" como dice san Pablo, temblando de miedo porque el que predica a Jesús es un hombre o mujer como cualquiera, es un hombre o una mujer débil, que puede fallar, pues "llevamos un tesoro en vasijas de barro". Cuando el que predica lo hace con este reconocimiento de si mismo, con el reconocimiento de sus pecados, entonces si es una verdadera predicación de Jesús. Cuando se habla de que se debe hacer con humildad se quiere decir que se debe hacer reconociendo la propia debilidad, es diferente la predicación de alguien que se cree sabio, santo, soberbio; a alguien que reconoce que es indocto, pecador e igual a los demás.

Cuando la predicación, cuando el mensaje, no lleva la humildad del mensajero, el anuncio de Jesús puede correr el peligro de no llegar. De por si es difícil que el mensaje llegue con intensidad y cambien a las personas, pero si no llega con humildad tendrá menos eficacia. Anunciemos a Jesús (el Evangelio) con sencillez, con espontaneidad y reconociendo que somos instrumentos insuficientes, que somos instrumentos que desafinan de vez en cuando.

¡¡¡Sea alabado Jesucristo!!!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

Homilia de la PRESENTACION DEL SEÑOR.

De la carta a los Hebreos: 2, 14-18.

Así como los hijos de una familia tienen una misma carne y sangre, también Jesús participó de esa condición, para anular con su muerte al que controlaba la muerte, es decir, al Diablo, y para liberar a los que, por miedo a la muerte, pasan la vida como esclavos.

Está claro que no vino en auxilio de los ángeles, sino de los descendientes de Abrahám. 

Por eso tenía que ser en todo semejante a sus hermanos: para poder ser un sumo sacerdote compasivo y fiel en el servicio de Dios para expiar los pecados del pueblo. Como él mismo sufrió la prueba, puede ayudar a los que son probados.

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