sábado, 30 de agosto de 2014

Homilía del 22º Domingo del Tiempo Ordinario.

 
SEGUNDA LECTURA
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos:
12, 1-2
Hermanos: Por la misericordia que Dios les ha manifestado, los exhorto a que se ofrezcan ustedes mismos como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios, porque en esto consiste el verdadero culto. No se dejen transformar por los criterios de este mundo, sino dejen que una nueva manera de pensar los transforme internamente, para que sepan distinguir cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
 
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¿Ofrenda viva?
 
Hola hermanos y hermanas, es un gusto saludarles de nuevo, como cada domingo.
 
Era muy común en las culturas de la antigüedad, incluso en nuestras culturas mesoamericanas Mexica (Aztecas), Maya, Teotihuacana, etc. ofrecer algo a los dioses, algo de lo que se producía, se cosechaba, incluso se dice que algunas culturas de nuestro país hacían ofrendas humanas al sol, pues se creía que si no lo hacían iba a dejar de brillar. Hoy san Pablo habla de una "ofrenda viva", pero no se refiere a lo que hacían nuestros ancestros mexicanos, sino a la ofrenda que cada uno hace de su propia vida a Dios en el día a día. Profundicemos mas sobre las ofrendas humanas de los antiguos hermanos nuestros.
 
Hay algunos sectores de la Iglesia o algunos que fuera de la Iglesia critican que se satanice esta ofrenda de los antiguos mexicanos, lo cierto es que para el pensamiento de ellos morir como ofrenda al dios Sol era morir con honor, era morir con gusto. No es como se decía en una película Hollywoodesca, que apresaban adversarios para ofrecerlos como ofrenda, es decir, que solo lo hacía para aplacar al dios de los dioses. Morir o mejor dicho, ofrecer la vida por el dios Sol era un honor. Por eso no podemos satanizar o juzgar a estos hermanos pues seria injusto de nuestra parte, pues ahora tenemos en cuenta el mensaje cristiano, que no dista mucho del de los antiguos moradores mexicanos. ¿Acaso hoy en día, muchos hermanos nuestros en Iraq, en Siria y medio oriente no ofrecen su vida a Dios y los consideramos como una "ofrenda viva" llevada al limite? ¿seriamos capaces de ofrecer a Dios la vida de esa forma?
 
Sin duda lo que les pedía san Pablo a los cristianos de su tiempo, y a nosotros de este tiempo, no era el martirio (ofrenda de la vida por dar testimonio de la fe en Cristo), sino una vida coherente, una vida sensata, una vida que no tenga pliegues, una vida sencilla, una vida que de más vida a los que lo rodean. Ser "ofrenda viva, santa, agradable a Dios" implica lo que hoy dice en el Evangelio "renunciar a uno mismo y tomar la cruz". Pero ¿A que se refiere Jesús cuando dice esto a quien lo quiere seguir?; "renunciar a uno mismo" es sinónimo de amante, es decir, quien ama renuncia a si mismo por agradar al otro, es lo mismo que hace la madre con su hijo, el esposo con la esposa, la esposa con el esposo, y muy poco el hijo con la madre o el padre. Entonces "renunciar a unos mismo" es lo mismo que amar, es sacar el egoísmo de dentro y meter las prioridades de los demás. Cuanta falta hace que un obispo, un sacerdote, una monjita, un laico que sea ofrenda viva, que "renuncie a él mismo y tome la cruz".
 
Pienso que si hubiéramos más católicos, más cristianos como los pide san Pablo, creo que sería "otro cantar" como dice el dicho mexicano. Tenemos que ofrecer la vida en el día a día, a edificar la Iglesia con piedras vivas, con el testimonio cayado, pero que grita por el testimonio creyente de los hermanos y hermanas católicos. Dejemos que la novedad del Evangelio nos transforme siempre, no nos creamos que ya lo sabemos todo. Dejemos que Jesús nos transforme, que haga las obras que Él quiera en nuestras vidas, pero no creyendo que nosotros lo hacemos, reconociendo que somos vasijas de barro que contenemos el Tesoro (Evangelio) de Jesús.
 
¡Un buen domingo para todos!
 
Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.
 
 


domingo, 24 de agosto de 2014

Homilía del 21º Domingo del Tiempo Ordinario

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos. 11, 33-36.


¡Qué profunda es la riqueza, la sabiduría y prudencia de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones, qué incomprensibles sus caminos! ¿Quién conoce la mente de Dios? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le dio primero para recibir en cambio? De él, por él, para él existe todo. A él la gloria por los siglos. Amén.

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"DIOS SABE PORQUE HACE LAS COSAS"

Hola hermanos y hermanas, paz y bien.
 
Es común esta expresión cuando hay alguna situación que nos pasa que no comprendemos, y es cuando la decimos o recordamos. Estamos al final del capitulo 11 de esta carta de san Pablo a los romanos, y la lectura que ahora leemos no es una confirmación de esta frase con la que titule esta reflexión.
 
Las cosas, buenas o malas, que nos pasan tienen siempre un porque, y siempre podemos encontrar una causa y un efecto. Casi siempre tienen que ver con las decisiones que tomamos, pues no siempre las tomamos con el discernimiento necesario y menos aún preguntándonos si tienen que ver, estas decisiones, con la voluntad de Dios. Por ejemplo, hace como un mes en nuestra parroquia se dio una situación muy penosa, raptaron a una niña de una quinta (casa de descanso) donde vacacionaban varias familias en la playa, no se supo cual era la intención de los captores, pero la niña apareció, por desgracia, muerta cerca de esta quinta. La perdida fue dificilísima para sus padres, se preguntaban porque Dios permitió esta atrocidad, pero en realidad no fue Dios el que intervino para que esto pasará, fue la decisión, tal vez, de unos hombres desequilibrados o delincuentes que querían sacar provecho de las familias, pudieron ser muchas cosas, sin embargo fue una decisión humana. Incluso su muerte, la muerte de la niña, fue un efecto de la decisión, un efecto que se les salió de las manos. Y no podemos decirle a los familiares que "Dios sabe lo que hace", sino que debemos de dar respuestas, pero sobre todo nuestro respaldo, nuestra oración y nuestra cercanía.
 
Otra situación penosa fue la muerte de un a periodista que vivía también en el territorio de nuestra parroquia, que al parecer fue una decisión suya la que la llevo a la muerte, pues estaban robando a otra persona y ella se dio cuenta, le quiso ayudar y fue ella la que cargo con la violencia del asaltante al punto de quitarle la vida. Fue una decisión valiente, la de ayudar a una persona que estaba siendo asaltada, pero su acción la llevo a perder la vida, y no podemos decirle a la familia "Dios sabe porque hace las cosas".
 
Pero si hay cosas que nosotros no sabemos con respecto de Dios, como su sabiduría, pues no la podemos medir, ni quien le ha sugerido como hacer lo que existe, ni quien le ayuda a tomar las decisiones. Pero esto es en cuestiones de la naturaleza, de lo creado. Seguro que Dios no tiene consejeros, no tiene alguien que le diga que hacer, pero nosotros por nuestra oración, por nuestra unión con Él podemos ir conociendo mejor lo que Dios es, lo que quiere y lo que hace, pero se necesita un esfuerzo humano para alcanzar un grado de unidad con Él para saber sus designios. El único ser humano que conocía la ciencia, la sabiduría, las decisiones de Dios es su Hijo, Jesucristo Nuestro Señor, y las conocía bien, pues el mismo dice que "quien lo ve a Él ve al Padre". Pero el mismo Jesús tenia algo que dice san Pablo que es una característica de Dios, la prudencia, Jesús a pesar de que sabia los designios de Dios no los revelo, sino quiso que por medio de él ingresáramos al Padre.
 
Hermanos y hermanas, es bueno preguntarse este domingo, ¿Cuánto conozco a Dios? pues nos puede pasar como los apóstoles en el Evangelio de hoy, que no sabían quien era Jesús. Conocemos en realidad a Jesús, después que hemos convivido con Él, o en realidad ¿Hemos convivido con Él?
 
Solo conociendo a Dios en la oración, podemos llegar a la verdad que san Pablo nos dice al final de este capitulo; "de Él, por Él y para Él existe todo". Entremos a la lógica de Dios y encontraremos repuestas a nuestras preguntas, a las situaciones difíciles de nuestra vida. Solo Dios puede darnos las respuestas y Jesús es una respuesta de Dios, por medio de Él nos da las respuestas a las interrogantes de nuestra vida.
 
¡Alabado sea Jesucristo!
 
Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.
 
 
 

lunes, 18 de agosto de 2014

Homilia del 20º Domingo del Tiempo Ordinario.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos. 11, 13-15. 29-32.


Ahora me dirijo a ustedes, los paganos: Dado que soy apóstol de los paganos, hago honor a mi ministerio, para dar celos a mis hermanos de raza y salvar así a algunos. Porque, si su rechazo ha significado la reconciliación del mundo, ¿qué será su aceptación, sino una especie de resurrección? Porque los dones y la llamada de Dios son irrevocables.

En efecto, ustedes antes eran enemigos de Dios, y ahora, por la desobediencia de ellos, han alcanzado misericordia, de la misma manera ahora que ustedes han alcanzado misericordia ellos desobedecen, pero un día también ellos alcanzarán misericordia. Porque Dios ha encerrado a todos en la desobediencia para apiadarse de todos.
 
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Dios ha encerrado a todos en la desobediencia para apiadarse de todos.
 
Hola hermanos y hermanas, les deseo todo bien en Jesús.

Todos somos desobedientes, todos nos hemos equivocado cuando no obedecemos o no confiamos en Dios. Todos nos revelamos del poder factico de los poderosos, incluso pensamos que nuestros padres, o los mismos padres piensan que tienen le poder de manipular, incluso de hacer con sus hijos lo que sea, sin embargo no es así. No hemos comprendido bien esto del poder, del tener o del placer.
 
El único poder que Dios utiliza, lo utiliza para nuestro bien, es decir, Dios no utiliza el poder como nosotros los seres humanos. Nosotros utilizamos el poder para humillar, para desprestigiar, para destruir, incluso dentro de la Iglesia el poder es utilizado por muchos para fines realmente mezquinos. Dios por el contrario utiliza el poder para servir. Él tenia todo el poder para sacarnos al genero humano de la jugada por la desobediencia de los primeros en el Edén, sin embargo, tuvo paciencia y en nuestra era envió a su Hijo para que sirviera como rescate de todos los seres humanos. Incluso cuando vino su hijo algunos no creyeron que era el Hijo de Dios, tanto así que lo atestigua Pablo en esta segunda lectura que leemos este domingo, "los suyos no lo recibieron", no le creyeron, incluso ¿Cuántos cristianos hoy, cuántos católicos le creen realmente a Jesús? creo que muchos pero no todos los que decimos creer en Él.
 
Pero él sigue teniendo paciencia, y sigue utilizando el poder, todo el poder, es más su poder del cual derivan todos los poderes humanos y sobre humanos, naturales y sobre naturales. Todo su poder lo pone al servicio de la creatura que más ama, que somos nosotros, y "ha encerrado a todos en la desobediencia para apiadarse de todos". Ahora mismo nos incluye a todos en la desobediencia para poder compadecerse de todos, sin embargo no se compadece del que no se arrepiente, así que si estas utilizando mal el poder que te ha dado Dios, si estas utilizando mal tu poder de padre, de madre, de gobernante, de político, de sacerdote, de religiosa, de laico comprometido, cualquier otro poder factico, es hora de arrepentirnos para empezar a hacer las cosas bien.
 
El Papa Francisco, que es un Papa muy cercano, un papa que cae bien; dijo en el inicio de su pontificado que el poder, que "el único poder del papa era servir" y así se refirió a cualquier poder humano que si no existe para servir no merece ser llamado poder. Es pronunciamiento del Papa en su homilía aludía no solo al poder político, al poder que se ejerce en ambientes de poder de los gobiernos de los países, también se refería al poder eclesiástico, de un cardenal, de un obispo, de algún sacerdote, de un laico que cree que por tener poder puede hacer lo que quiera y puede pisotear a quien quiera. Creo que no hay otro lugar donde las personas no perdonen los abusos de poder, más que la Iglesia, y es por esto que muchos hermanos dejan la fe, los mismos sacerdotes desviamos el discurso de una Iglesia servidora a ejemplo de Jesús, a una Iglesia poderosa que se mancha, que se alía con poderes terrenos y se olvida de los que sufren. Cierto que la Iglesia ayuda en muchas cosas, pero creo que falta conciencia de servicio en algunos de los que ejercemos el poder desde la jerarquía. Me da pena cuando me encuentro con sacerdotes que piensan que pueden hacer y deshacer en su parroquia sin escuchar a los fieles, sin escuchar a sus colegas sacerdotes, sin escuchar a su obispo y sin escuchar, creo que esto es más grave, a Dios en la oración.
 
Agradezcamos a Jesús, a Dios, su infinita paciencia, cambiando nuestras vidas, nuestra manera de hacer las cosas, de ejercer nuestros poderes. Recordemos que no los tuviéramos si no nos los concede Dios, fue lo que Jesús le dice a Poncio Pilato, y nos lo repite a nosotros. Seria una muy buena oportunidad para reconocer que hemos desobedecido a Dios, y lo hemos puesto como justificación a veces de nuestras faltas, ya basta que otros paguen por los errores de unos cuantos poderos, ya basta de guerras que nada tienen que ver con los que las padecen, ya basta de matar a causa de las religiones o en nombre de Dios. Jesús murió ya por causa de todo esto, ¿Cuántos cristos más tienen que morir?
 
 
¡Alabado sea Jesucristo!
 
Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

domingo, 10 de agosto de 2014

Homilía del 19º Domingo del Tiempo Ordinario.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos. 9. 1-5.
 
Les voy a hablar sinceramente, como cristiano, sin mentir; y el Espíritu Santo confirma el testimonio de mi conciencia. Siento una pena muy grande, un dolor incesante en el alma: hasta desearía ser aborrecido de Dios y separado de Cristo si así pudiera favorecer a mis hermanos, los de mi linaje. Ellos son israelitas, adoptados como hijos de Dios, tienen su presencia, las alianzas, la ley, el culto, las promesas, los patriarcas; de su linaje carnal desciende Cristo. Sea por siempre bendito el Dios que está sobre todo. Amén
 
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"Separado de Cristo" 
 
 
Hola hermanos y hermanas, que el Señor les de su paz.
 
Hoy San Pablo sigue hablando de quienes se separan y los que están unidos a Jesús. El domingo pasado nos decía que nada ni nadie nos podría separar del amor de Cristo, esto es cierto, pero solo hay alguien que puede separarse y es uno mismo. Hoy habla de la pena que le da por aquellos que se separan del amor del Señor, y desea que él mismo este separado de Cristo con tal de que sus hermanos judíos estén unidos a Cristo.
 
Este no es solo un deseo de Pablo, creo que también de muchos cristianos a lo largo de la historia, pues el pueblo de Jesús, el pueblo elegido por Dios desde el Antiguo Testamento no quiso aceptar a Jesús como el Hijo de Dios, como el Mesías, como el Redentor de la humanidad. Pero creo que hoy estamos en la misma situación que en tiempos de Pablo, no solo los judíos no aceptan el mensaje de Jesús, también los mismos cristianos. Hay muchos hermanos que se dicen cristianos, que dicen ser católicos que no tienen nada que ver con Jesús, dicen que son cristianos pero su vida no esta del todo ligada a la de Jesús, se dicen católicos pero no siguen a Jesús ni sus enseñanzas de amor, de solidaridad con el pobre, solo se es católico o cristiano como si fuera una marca.
 
Creo que hoy seria bueno preguntarnos ¿soy cristiano de etiqueta o realmente estoy unido a Cristo? ¿me doy cuenta que separado de Cristo no soy nada? Hoy como ayer el mundo necesita de hombres y mujeres de paz, pero no se construye la paz sin que los que la construimos no estamos unidos a la Paz, a nuestra Paz.
 
Hay tantos hermanos judíos, hermanos mayores los llamo Juan Pablo II, que están separados de Cristo, de su amor, pero también hay también muchos hermanos cristianos católicos que están separados de Cristo. Es necesario dar testimonio de amor a la humanidad, pero separados de Cristo no daremos ningún testimonio. Pidamos a Jesús la gracia de creer en Él cada día más, de amarle cada día más y de esperar en Él cada día más. Es necesario estar pegados al tronco, así como la rama esta pegada al árbol, pues si es cortada o separada del árbol no puede vivir, se seca y es tirada al fuego.
 
Un cristiano separado de Cristo no subsiste, un cristiano que no predica a Cristo con su vida más que con sus palabras esta separado de Cristo. Si descubrimos que nosotros somos este tipo de cristianos, recuperemos a Jesús, recuperemos nuestra unión con el Señor.
 
¡Feliz domingo, día del Señor!
 
Fray Juan Gerardo Morga, OFM Cap.
 
 
 




sábado, 9 de agosto de 2014

Homilía del 18º Domingo del Tiempo Ordinario.

De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos. 8, 35. 35-39.
 
¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada? 

En todas esas circunstancias salimos más que vencedores gracias al que nos amó. Estoy seguro que ni muerte ni vida, ni ángeles ni potestades, ni presente ni futuro, ni poderes ni altura ni hondura, ni criatura alguna nos podrá separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.

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¿Quién nos apartará?
 
Hola hermanos y hermanas, paz y bien.
 
Este domingo las lecturas nos hablan de hambre, de sed, de saciedad, que son  cosas muy vitales en nuestras vidas, si tenemos hambre, si tenemos sed no rendimos, no podemos hacer todos los quehaceres que tenemos, incluso una persona que siente hambre o sed no puede estudiar, concentrarse. Lo mismo pasa cuando nuestra hambre y nuestra sed toman otra dimensión, un hambre y sed de absoluto, de sentido de vida, de amor. ¿De que tenemos hambre y sed? ¿con que podemos saciar nuestra hambre y nuestra sed?
 
Sin duda la respuesta a esta pregunta esta en este fragmento de la carta de san Pablo a los romanos, solo el amor de Cristo, solo su persona, por eso cuando nos apartamos del amor de Dios, de Cristo, perdemos todo y sentimos hambre y sed de Dios, de su amor. Pero muchos prefieren vivir con hambre y sed a rendirse al amor de Dios, por eso san Pablo enumera una serie de situaciones en las cuales no nos apartaremos del amor de Cristo, pues si uno esta prendido a Él, no hay nada ni nadie que nos pueda faltar, no hay nada ni nadie que nos pueda separar de su amor.
 
Ahora respondiendo a la pregunta del titulo, no hay nada ni nadie que nos pueda separar del amor de Cristo, la única persona que nos separa de este amor, somos nosotros mismos. Si queridos hermanos y hermanas los único que pueden separarnos del amor de Cristo somos nosotros mismos. Cuando las cosas que enumera san Pablo nos separan del amor de Cristo es porque ya nos hemos separado de Él, es decir, antes de que lleguen todas esta situaciones o personas ya nos hemos separado de Cristo. Por eso es fácil que estas cosas nos aparten del amor de Cristo, no es que ellas nos separen de Él sino que nosotros por cosas mundanas nos apartamos de Él. El papa Francisco nos ha recordado varias veces que la mundanidad puede entrar en nuestras vidas, y cuando esta entra nos separamos de Cristo, de su amor, de su camino.
 
Pidamos al Señor que el nos ayude, que no nos suelte, y nosotros esforcémonos de no separarnos de Él, de no dejarlo por otras cosas, hay muchas cosas que puedan seducirnos pero tengamos en cuenta que solo con Él lo tenemos todo, solo con Él no sentiremos hambre y sed. No mendiguemos por allí el amor que el nos ofrece sin ninguna condición.
 
¡Sea alabado Jesucristo!
 
Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.