jueves, 13 de abril de 2017

La cena del Señor, JUEVES SANTO.

Hola a todos, un saludo a todos los que me leen.

Hoy en la celebración de la tarde iniciamos el triduo pascual, estamos por iniciar los días mas intensos de la Semana Santa, días intensos de trabajo seguramente, pero sobre todo intensos en la oración y en la reflexión. Celebramos la cena del Señor y recuerdo hoy a todos los que me han invitado a cenar, pues en ustedes es el mismo Señor que me ha invitado, como invito a sus apóstoles, a cenar. 

Cenar es delicioso y cenar con el Señor tiene que ser un agasajo, y cada vez que compartimos los alimentos con los que amamos es un agasajo comer juntos, convivir, compartir experiencias y la misma vida, la vida que nos ha dado Dios, por eso la cena y cualquier comida debe ser sagrada y deberíamos dejar las cuchufletas (celulares) de un lado para compartir vivamente estos momentos. Porque que feo es cenar y que otros estén en la cuchufleta, que el que hizo la comida no se siente con todos, que no todos ayuden. Pero cenar o comer tiene que remitirnos a otros momentos en que nos ha enseñado Dios a compartir.

CENA pascual. Esta es la cena de la liberación, la cena que narra la primera lectura de hoy, comer un cordero a toda prisa porque el pueblo esclavizado estaba a punto de pasar a su libertad y el signo de su liberación era el CORDERO PASCUAL. Cordero limpio, sin mancha, inocente y pascual porque iba a ser recordado que lo comieron en el momento mismo que Dios los hacia pasar de la esclavitud a la libertad para hacer el bien, pues la libertad solo tiene sentido cuando se hace el bien, lo demás son falsas libertades.

Esta cena marcaba un nuevo inicio, una nueva oportunidad que Dios les daba, pues Dios es un Dios de oportunidades. Era una nueva cena, una nueva forma de compartir, compartir preparados para partir de una realidad a otra, de la tristeza a la alegría, de la muerte esclavizante a la vida plena, del camino de miedos a los caminos valerosos siguiendo los pasos de Dios aun en el desierto o en la profundidad del mar, pues recordemos que el pueblo de Dios pasará por estos dos lugares, signos del mal o de los miedos de la humanidad. La cena era como un hecho concreto en el que Dios les decía al pueblo y a nosotros, "animo yo estoy con ustedes, no teman a nada, ni a nadie". 

CENA del Señor. Por otro lado esta la cena nueva de Jesús con la que renueva su compromiso de "estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo". Pero en esta cena Él se identifica con el CORDERO, pues entrega su sangre y su cuerpo para que sea comido, para que sea tomado como en la CRUZ desgarrado y sin vida, para dar vida como cuando uno cena después de un día de largo trabajo. Y nos invita a que "cada vez que comamos de este pan y bebamos de este cáliz recordemos su muerte, hasta que vuelva", es decir, cada vez que compartimos el amor, una cena, una comida y la Eucaristía tenemos que recordar lo que hizo Jesús, "morir a si mismo por los demás", morir a lo que se quiere (a pesar de que era Dios) para hacer el bien a todos.

Esta cena de Jesús es una elocuente forma de decirnos que estamos llamados a compartir, a dar, a interesarnos por los demás, amar hasta que duela, así como lo hizo en las bodas de Cana, cuando compartía con sus amigos (Marta, María y Lázaro) en Betania, con Saqueo cuando quiso comer con él. Y aunque le dijeran que era un glotón y un borracho Él compartía con la vida en lo sencillo así como en el extremo de la Cruz.

Hoy es la gran enseñanza de Jesús, pues el mejor alimento es una vida que se entrega, que se comparte, que deja fuera los egoísmos, por eso les lava los pies, pues el esta para servir y nos dice con ese gesto humilde, pero elocuente que todos estamos para servir, que si todos servimos todos recibimos, que si todos nos esforzamos por dar todo es mejor. El servicio es la mejor forma de estar limpios, el servicio es la mejor forma de decir "te amo", el servicio es la forma de estar unidos a Jesús, el servicio es la mejor manera de seguir al que "paso por el mundo haciendo el bien".

En una cena nos ha enseñado el infinito Dios, como es ser de verdad hermanos, todo lo que celebramos tiene sentido por esto, el sacerdote sirve a sus hermanos, la Eucaristía sirve como alimento a todos los que la comen y el AMOR es el mejor servicio que podemos hacer con los demás y es el que da sentido a todo. Estos tres regalos que Jesús nos dejo como alimento en la CENA DE LA VIDA y la CENA ETERNA, que si los ponemos en practica no solo nos alimenta sino que nos da vida.

Fray Juan Gerardo, OFMCap.