domingo, 29 de diciembre de 2013

Homilía del Domingo de la SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ.

De la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses: 3, 12-21.


Por tanto, como elegidos de Dios, consagrados y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión, de amabilidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; sopórtense mutuamente; perdónense si alguien tiene queja de otro; el Señor los ha perdonado, hagan ustedes lo mismo. Y por encima de todo el amor, que es el broche de la perfección.


Y que la paz de Cristo dirija sus corazones, esa paz a la que han sido llamados para formar un cuerpo. Finalmente sean agradecidos. 

La Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza; instrúyanse y anímense unos a otros con toda sabiduría. Con corazón agradecido canten a Dios salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que hagan o digan, háganlo invocando al Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.


Esposas, hagan caso a sus maridos, como pide el Señor.
Maridos, amen a sus esposas y no las traten con aspereza.

Hijos, obedezcan a sus padres en todo, como le agrada al Señor.
Padres, no hagan enojar a sus hijos, para que no se desanimen.

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Un Dios de familia, que nace en una familia 
y que es familia.

Que el Señor les de la paz, hermanos y hermanas:

Hoy es domingo de la Sagrada Familia, ejemplo y modelo de las familias. Es bueno que este día reflexionemos como estamos como familia, si los problemas que surgen los resolvemos o no, que nos hace falta para vivir feliz en familia, como la familia de Jesús. Quiero centrar la reflexión en esta carta de san Pablo, pero también en estas tres ideas del titulo de esta reflexión.

Cuando hablo de un Dios de familia, estoy queriendo decir que Dios es cercano a nosotros su pueblo, sus elegidos, como dice Pablo, a los que ama y consagra para Él. Incluso en la Navidad lo celebramos como el EMMANUEL, es decir, "Dios con nosotros". Aveces podemos sentir que Dios no está con nosotros, pero no es así, cuando más nos sentimos huérfanos, que no esta Dios, es cuando esta Dios con toda su presencia, solo que la magnitud que le damos a nuestros problemas nos impiden ver que está. Dios esta cerca de nosotros, se preocupa por nuestras cosas, es un Dios de familia.

Pero también quiso nacer en una familia humana, quiso ser como uno de nosotros y vino en medio de una familia, de la familia humana, pero más aún en la familia de María y José. No fue fácil su llegada para estos dos padres de familia, pues a María le surgieron dudas, y tuvo que pasas por vergüenza o pena por su embarazo que no era tan común eso de quedar embarazada de Espíritu Santo; también fue difícil para José aceptar que María fuera a tener al Hijo de Dios, un hijo que para él era como adoptado. Tenemos que aprender mucho de José y María, de José la paciencia de aceptar un hijo que no es su hijo, de María su "si" continuo y alegre. Jesús quiso nacer en una familia, para enseñarnos como ser feliz en una familia.



Podemos preguntarnos ¿Cómo el Dios omnipotente pudo acostumbrarse a una familia, de someterse a unos padres, de ser el hijo de María y José? Y la respuesta es sencilla, Jesús el Hijo de Dios, el hijo de María y José, junto con el Padre y el Espíritu Santo son familia. Si, hermanos y hermanas, lo que conocemos como la SANTÍSIMA TRINIDAD, es una familia, es una comunión de amor, "profunda compasión, amabilidad, humildad, mansedumbre, paciencia", por eso Pablo nos dice que nos revistamos de estas virtudes, que son las mismas virtudes que posee Dios.

La invitación de Dios en este domingo es para que cada uno pongamos de nuestra parte para vivir en el amor, en una familia. Si cada uno ponemos de nuestra parte podemos superar los problemas, los males entendidos, y podemos superar el mal empleo de lo que el mundo nos dice que es una familia. Luchemos contra quien por el trabajo destruye a las familias, hoy es usual encontrar padres que no tienen tiempo para estar con sus hijos porque trabajan en horarios esclavizantes en maquilas o fabricas con horarios corridos. 

Pero también esta la contra parte, vemos familias destruidas por que los padre no encuentran trabajo, y sobre esto, ha  dicho el Papa Francisco, que aquellos gobiernos que no procuran de empleo a los ciudadanos están atentando contra la dignidad humana, es decir, que un padre o una madre no tenga trabajo para alimentar a sus hijos es contra la dignidad del ser humano. También hay que luchar contra los que piensan que la familia solo se funda en el dinero, en las cosas, en lo superficial, pues la familia se funda en Dios que es familia, en Jesús que quiso nacer en una familia y en un Dios que es de la familia.

Animo, hermanos y hermanas, a trabajar para que la familia, Iglesia domestica, sea un reflejo de Dios Trino y Uno, pero también que la familia humana, sea cada vez más una familia, una fraternidad, unida por el mismo Padre del Cielo, hermanada por el mismo Hijo de Dios y movida o guiada por el mismo Santo Espíritu.


¡¡¡ Feliz domingo de la SAGRADA FAMILIA !!!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Homilía de LA NATIVIDAD DEL SEÑOR.

De la carta a los hebreos: 1, 1-6.

En el pasado muchas veces y de muchas formas habló Dios a nuestros padres por medio de los profetas. En esta etapa final nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien nombró heredero de todo, y por quien creó el universo.

Él es reflejo de su gloria, la imagen misma de lo que Dios es, y mantiene el universo con su Palabra poderosa. Él es el que purificó al mundo de sus pecados, y tomó asiento en el cielo a la derecha del trono de Dios; así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto incomparablemente mayor es el Nombre que ha heredado.

¿Acaso dijo Dios alguna vez a un ángel: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy? Y en otro lugar: Yo seré para él un padre, él será para mí un hijo. Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: Que todos los ángeles de Dios lo adoren.

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JESÚS GRITA DESDE EL PESEBRE.

¡Gloria in excelsis Deo!
¡Christus natus est de Mariae virginem!

Con este anuncio les saludo con mucha alegría en este día de Navidad, esperando que Dios que se hizo hombre por nosotros nos llene a todos de sus mismos sentimientos, sus gestos y palabras.

Hoy en las lecturas de este día santo del NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS se centran en este acontecimiento, y propongo esta lectura de la carta a los hebreos (segunda lectura de la Misa del Día de Navidad), pues nos explica de manera clara el porque Dios-Niño nace entre nosotros, y para que lo hace.

El autor nos dice que en el pasado Dios nos habló de muchas maneras por medio de los profetas y que ahora lo hace por medio de su Hijo que ha nacido. Dios no se cansa de nosotros, hermanos y hermanas, nos tiene mucha paciencia, y nos habla de una forma, y de otra, y de otra, para que cambiemos, para que seamos realmente felices, para que nos amemos, para que vivamos en el amor que Él mismo nos vino a dar con su Nacimiento. Se dice que Jesús es la PALABRA DE DIOS hecho carne, es decir, que Dios no solo nos habla por medio de Jesús, de su persona, de sus gestos, de su amor por nosotros; el mismo JESÚS es un grito de Dios, es un grito que sale del PESEBRE, ahora no solo nos habla sino que nos grita para que despertemos, para que salgamos de nuestra indiferencia, de nuestros egoísmos, de nuestra ceguera y amemos de verdad a los demás.

Jesús por su nacimiento, hermanos (as), nos invita a nacer de nuevo también a nosotros, a nacer a una vida más preocupado por los demás que por nosotros mismos. Nos invita a ser como Él: "reflejo de la gloria del Padre, imagen de Dios" para los demás. Nos grita, con un grito de amor, por los hermanos que la pasan mal, nos grita en los hermanos que sufren, nos grita que seamos hijos de Dios. Hay que hacer fiesta, si, pero fiesta con los que nos necesitan.

Les invito a hacer una acción concreta esta navidad, no regalar un regalo bonito a alguien, sino a regalar un poco de tiempo a un enfermo que nadie visita, compartir un momento con quien esta desanimado de la vida en la sencillez, tomar un café con alguien que nunca ha oído hablar de Dios, de sentarse con los que más queremos solo para compartir nuestras esperanzas para el futuro. Podemos hacer grandes cosas esta navidad, pero depende de nosotros. Saquemos de nuestras vidas las sombras, los "grandes pecados", lo negativo; y abrámonos a Cristo que nos grita desde el pesebre: "VUELVE A NACER DE NUEVO CONMIGO, comparte tu vida, tu tiempo, tus esperanzas, tu amor, tus flaquezas, tus anhelos,  tus encuentros conmigo para que otros crean en mi"

¡¡¡ FELIZ NAVIDAD !!!, 
y que esta sea diferente NAVIDAD compartiendo lo que es realmente importante:
DIOS, CRISTO, SU NACIMIENTO, SU LUZ.

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Homilia del 4° Domingo de ADVIENTO.

De la Carta del apóstol san Pablo a los Romanos: 1, 1-7.


Pablo, servidor de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, elegido para anunciar la Buena Noticia de Dios, quién ya había prometido por medio de sus profetas en las sagradas Escrituras, acerca de su Hijo, nacido por línea carnal del linaje de David, y constituido por el Espíritu Santo Hijo de Dios con poder a partir de la resurrección: Jesucristo, nuestro Señor. 


Por medio de él recibimos la gracia del apostolado, para que todos los pueblos respondan con la obediencia de la fe para gloria de su nombre; entre ellos se encuentran también ustedes, llamados por Jesucristo.


A todos los que Dios amó y llamó a ser consagrados, que se encuentran en Roma: Gracia y paz a ustedes de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
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La buena noticia de san Pablo.

Que el Señor les de la paz, hermanos y hermanas.

Estamos al final de este tiempo de preparación a la NAVIDAD, que llamamos ADVIENTO; y las lecturas nos dan un mensaje claro: debemos de prepararnos a recibir a Jesús en nosotros, en nuestras vidas, en nuestras situaciones, en nuestra historia personal diciéndole "si" al plan que tiene para cada uno, reconciliándonos con las personas que llevamos mucho de estar enojados con ellas, etc.

San Pablo habla de que fue llamado para anunciar una BUENA NOTICIA, pero ¿qué, o mejor dicho quién, es esta buena noticia? Él mismo nos lo dice: "(Dios) ya había prometido por medio de sus profetas en las sagradas Escrituras... acerca de su Hijo", es decir, que Dios había prometido esta BUENA NOTICIA desde tiempos antiguos por boca de los profetas, y hoy escuchamos al profeta Isaías que profetiza a Ajaz, rey de Israel: 


—Escucha, heredero de David:

...Por eso el Señor mismo les dará una señal:

Miren: la joven (virgen) está embarazada y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel (que significa Dios con nosotros). Comerá leche cuajada con miel, hasta que aprenda a rechazar el mal y a escoger el bien.

Esto se lo dice Isaías al rey, porque estaba desesperado porque iban a destruir la ciudad y quiere hacer pacto con naciones que no adoraban a Dios, es decir, tenia su confianza en los hombre y no en "Dios que salva" (es lo que significa EL NOMBRE DE JESÚS), en "Dios que esta con nosotros" (es lo que significa EL NOMBRE DE EMMANUEL).

Después san Pablo habla de que la BUENA NOTICIA, el Hijo de Dios, ha "nacido por línea carnal del linaje de David"; y en el Evangelio que hoy escuchamos en la Misa narra de que manera o como sucedió el nacimiento de Jesús. María y José estanban comprometidos pero antes de que estuvieran viviendo como marido y mujer, ella quedo embarazada, de seguro José pensó que estaba embarazada de otro hombre, por eso tuvo un sueño donde le habló el ángel (mensajero):

—José, hijo de David, no temas recibir a María como esposa tuya, pues la criatura que espera es obra del Espíritu Santo. 
Dará a luz un hijo, a quien llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

Pablo nos dice en esta lectura, que la BUENA NOTICIA es JESÚS (EMMANUEL), Dios que viene "a estar con nosotros", Dios que viene "a salvar a su pueblo de sus pecados"; esta es la BUENA NOTICIA de san Pablo y de esta NAVIDAD. 


Hermanos y hermanas como cristianos tenemos que decir "Si", como María, tenemos que ENGENDRAR A JESÚS, para hacer que NAZCA EN LOS HERMANOS, y sobre todo en los que nos necesitan. Esta navidad tenemos que ser misioneros, pues la liturgia de estos días nos presentan a muchos misioneros, veamos:


Isaías el profeta que anuncia (misionero)
El Ángel que anuncia a María (misionero)
María que dice "si" y da a luz a la BUENA NOTICIA (misionera por excelencia)
Pablo que es enviado para anunciar esta BUENA NOTICIA RESUCITADA (misionero)
José que acepta el reto de ser padre para bien nuestro (misionero)
Cada uno de nosotros por ser bautizados somos MISIONEROS y MISIONERAS.

Si hermanos (as), cuando fuimos BAUTIZADOS es como si hubiera nacido Jesús en nuestras vidas, el día de nuestro bautismo fue OTRA NAVIDAD, y cada vez que recibimos la EUCARISTÍA es como si pasará OTRA NAVIDAD, pero una vez que nació Jesús fue manifestado a los demás, llegaron los pastores, los reyes, después de una vida escondida Jesús fue dado a conocer por María en las bodas de Caná. Así tambien nosotros debemos de darlo a conocer a los demás, sin miedo, con los retos que implica anunciarlo, con valentía por que nuestro premio será el cielo.

Esta navidad que sea diferente, animemonos "a darlo a luz" (a JESÚS) en los ambientes que nos movemos, a ser portadores de la BUENA NOTICIA que nace en forma de NIÑO-DIOS y que nos enseña la gran misión de cada persona que desee seguirlo, que tiene que ser MISIONERO (A).


¡Buen domingo y que esta semana sea muy fructífera para todos, paz y bien!


Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Homilía del 3° Domingo de ADVIENTO.

De la Carta del apóstol Santiago: 5, 7-10.
Hermanos, tengan paciencia hasta que vuelva el Señor. Fíjense en el labrador: cómo aguarda con paciencia hasta recibir la lluvia temprana y tardía, con la esperanza del fruto valioso de la tierra. Ustedes también, tengan paciencia y anímense, que la llegada del Señor está próxima.
No se quejen unos de otros, hermanos,  y no serán juzgados: miren que el Juez ya está a la puerta. Tomen como ejemplo de sufrimiento y paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
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La murmuración, espada que mata al hermano;
la paciencia, esperanza de vida nueva.

Hola hermanos y hermanas, como están:
les deseo que el gozo de la venida del Señor les acompañe.

Hoy es el domingo de "gaudete", es decir, de regocijo o de alegría ante la llegada inminente del Señor. Es un domingo especial porque en él esperamos al Señor como lo espero María, con gran alegría y regocijo. Pero esta alegría debe de convertirse también en esperanza gozosa de cambio, tanto para nuestras vidas como para los ambientes en que vivimos, recordemos que los cambios los vamos haciendo nosotros con la ayuda del que viene a salvarnos, JESÚS. No hay otra alegría más grande que encontrarse con Jesús, pero también no podemos quedar igual que antes una vez que nos hemos encontrado con Él. Él es nuestra alegría, Él es nuestro gozo, Él es el que esta en todos los hermanos.

El que ama a Jesús, el que se alegra con Jesús, el que tiene su alegría cuando se encuentra con su hermano, en el que esta Jesús, ese es el que da vida, da paz, gozo. En cambio cuando murmuramos del hermano es como si lo matáramos, como si lo descuartizáramos; aveces nos escandalizamos cuando sabemos o vemos en las noticias que mataron a alguien o peor aun lo descuartizaron, son noticias muy crudas y grotescas, pero es lo mismo que hacemos cuando hablamos mal de un hermano.

Hermanos y hermanas, por el amor que Jesús nos ha dado, que nos trae, que nos da en cada momento, aunque no estemos del todo despiertos para darnos cuenta, por ese amor y con el mismo amor de Jesús deberíamos tener paciencia con nosotros y con los hermanos que están próximos (prójimos) a nosotros, la paciencia engendra esperanza de algo mejor. Jesús, la PACIENCIA del Padre, se engendra para darnos esperanza, para darnos chance, y ser mejores personas en un mundo que es egoísta y materialista. La paciencia, hermanos y hermanas, no se ve, es invisible, como muchas de las cosas que son realmente valiosas, como el amor, como la comprensión, como la paz.

No juzguemos y no seremos juzgados, tengamos paciencia y reinaremos con Cristo, que vino para reinar no a la manera de los hombre, sino padeciendo por los demás, sacrificándose por los demás, pensando en los demás. Si nosotros seguimos al Grande, al que es Rey, al que es Profeta, tenemos que ser profetas, reyes y grandes a la manera de Dios. Quien es grande para Dios, según el Evangelio de hoy, el que es humilde, y el que es grande aquí en este mundo es más pequeño que el más pequeño en el Reino de los Cielos. Quien es rey para Dios, aquel que se pone a servir como esclavo aunque sea importante, el rey es el que sirve. Quien es profeta para Dios, el que anuncia su palabra y el que denuncia la maldad, pero cuando tenemos que denunciar nos cuesta más porque el fruto de la denuncia es, muchas veces, el desprecio, la indiferencia, o peor, la muerte.

Seamos comprensivos, tengamos paciencia, y entonces seremos grandes, seremos seguidores de aquel que "no vino para ser servido, sino para servir". En estas fiestas el mejor regalo que podemos dar a los demás es la PACIENCIA, para que les demos un chance para cambiar, y si te desesperas contigo mismo, también practica la paciencia y date un chance.

¡¡¡Buen domingo y animo, alegría, pues el Señor esta cerca, esta EMMANUEL!!!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Homilía del 2° Domingo de ADVIENTO.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 15,4-9.


Hermanos: todo lo que se ha escrito en los libros santos, fue para nuestra instrucción, para que por la paciencia y el consuelo de la Escritura tengamos esperanza.



El Dios de la paciencia y el consuelo les conceda tener los unos para con los otros los sentimientos de Cristo Jesús, de modo que, con un solo corazón y una sola voz, glorifiquen a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.



Por tanto, acójanse unos a otros, como Cristo los acogió para gloria de Dios. Quiero decir que Cristo se hizo servidor de los circuncisos para confirmar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas de los patriarcas; mientras que los paganos glorifican a Dios por su misericordia, como está escrito: Te confesaré ante los paganos y cantaré en tu honor.

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Paciencia y consuelo: 
dos actitudes que alimentan nuestra esperanza.


Hola hermanos y hermanas, que el Señor les conceda su paz.

Estamos en el 2do. domingo del tiempo de adviento, y decimos que es un tiempo de esperanza, pero ¿cuanto alimentamos la esperanza de los hermanos con los que nos encontramos, con los hermanos con quienes vivimos, y a la vez como se alimenta nuestra propia esperanza?

En este extracto de la carta a los romanos, san Pablo nos dice que la paciencia y el consuelo alimentan la esperanza. El mismo Dios con su infinita paciencia alimenta, una y otra vez, nuestra esperanza, pues en cada momento fallamos, le fallamos y fallamos a los hermanos; nos espera de nuevo a pesar de que le fallemos, y más aún, nos consuela, sana nuestras heridas que nos ha causado el pecado, la desobediencia, el egoismo, etc. Y si Dios nos tiene paciencia y nos consuela en momentos difíciles, ¿hacemos lo mismo, nosotros a los que se encuentran con miedo, desesperados o en dificultades?

Decía la madre Teresa de Calcuta, que la enfermedad más grave de la humanidad es el hambre, y no precisamente el hambre de alimentos que ya es un problema grave, sino el hambre de amor, el hambre de ser escuchado, el hambre de atención. Y es precisamente lo que Dios hace con nosotros todos los días, es lo que deberíamos hacer con los hermanos todos los días, y ser instrumentos de Dios, teniendo paciencia con los que sufren, con los que se atraviesan por nuestro camino a veces incomodándonos, escuchando a Jesús que nos habla por medio de los hermanos, escuchando el calvario que sigue pasando Jesús en los hermanos y hermanas que sufren.

Si cada uno tomáramos conciencia de la paciencia y el consuelo que Dios nos da, nosotros seriamos más pacientes y consolaríamos más. Dios no regaña cuando nos encontramos con Él, cuando le decimos la verdad, por más difícil que sea, ¿por qué los seres humanos hacemos eso cuando un hermano viene a nosotros y reconoce que la regó, que se equivoco? Dios no se queda indiferente cuando sufrimos, en cambio nosotros, en ocasiones ¿por qué somos indiferentes ante alguien que esta pasándola mal?

Creo que como Iglesia (los bautizados) tenemos que poner en practica estas dos actitudes, que son en realidad virtudes que Dios da, es como una moneda que Dios da a cada uno y cada quien tenemos que hacer que se produzcan muchas monedas más. Si cada sacerdote, cada religioso, catequista, integrantes de grupos de la Iglesia fuéramos más acogedores, como san Pablo dice en su carta, "otro gallo cantaría". Les invito hermanos y hermanas, a que es esta semana que inicia reflexionemos y pongamos en practica estas dos virtudes, la paciencia y el consuelo, con ello estaremos dando más esperanza a los hermanos que nos rodean, a tantos hermanos que viven si esperanza. Amemos, tengamos paciencia y consolemos a los demás, así como nos ama, nos tiene paciencia y nos consuela nuestro Dios.

 ¡Sea alabado Jesucristo, que viene!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Homilía del 1° Domingo del ADVIENTO.

De la carta del apóstol San Pablo a los Romanos. 13, 11-14.


Reconozcan el momento en que viven, que ya es hora de despertar del sueño: ahora la salvación está más cerca que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día se acerca: abandonemos las acciones tenebrosas y vistámonos con la armadura de la luz.

Actuemos con decencia, como de día: basta de banquetes y borracheras, basta de lujuria y libertinaje, no más envidias y peleas. Revístanse del Señor Jesucristo y no se dejen conducir por los deseos del instinto.

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!Despierten del sueño¡

Que el Señor les conceda su paz, hermanos y hermanas:

Hola a todos los que me leen. Quiero iniciar este nuevo ciclo (año) litúrgico ofreciéndoles la reflexión de las 2das. lecturas de cada domingo. Cada domingo me centraré en la reflexión de esta lectura, pues aveces se deja de lado porque no tiene nada que ver con el contexto de las otras lecturas. Espero les ayude.

Este primer domingo del tiempo de ADVIENTO el tema es no pensar que el tiempo presente es el más importante, que las cosas que tenemos son las que nos ayudarán. por eso el Evangelio de hoy nos dice que pongamos los ojos en las cosas que no se ven, pues son las que más importan, que estemos atentos. Esta parte de la carta a los Romanos, san Pablo nos invita a estar despiertos, pues a veces podemos pensar que ya por estar en misa o con los hermanos, ya estamos bien, sin embargo no siempre es así.

Dice san Pablo: "Ya es hora que despierten del sueño", esta es la frase que más me llama la atención, pues es una buena frase para iniciar con este nuevo año y también con este ADVIENTO. Pero, ¿por qué a veces esta dormida nuestra fe, nuestra esperanza o nuestra caridad? Precisamente porque nos confiamos, pensamos que las cosas, las situaciones, nuestras cosas, nuestros problemas son los únicos que importan, y se nos olvida que lo único importante es Dios, Él nos ayuda siempre, esta con nosotros siempre, a pesar de lo que hagamos. 

También nuestra esperanza esta como dormida, y una prueba de eso es que vivimos el hoy sin esperar algo mejor para el mañana. Muchas veces pensamos que es mejor vivir el momento, vivir el presente, y es correcto, pero tenemos que vivir el presente con la esperanza de algo mucho mejor que esta vida presente. De hecho el Adviento es un tiempo de esperanza, de esperanza en una tierra nueva, de un cielo nuevo, incluso aquí en la tierra. No vivamos, hermanos y hermanas, como personas sin fe y sin esperanza, porque si vivimos así caemos en el desanimo, vivimos como dormidos, sin sentido esta vida que es tan bella. 

Otra virtud que parece dormida en nosotros es la caridad. Nuestra vida cristiana es como un camino, el cual sino es transitado por cada uno de nosotros se pierde, sale hierba. La fe en Jesucristo no solo es ir a misa, rezar, "portarse bien", cumplir, también es caminar por este camino que se llama caridad (amor), pues este camino es el mismo por donde caminó Jesús. En este tiempo  de Adviento estamos invitados por Jesús a pasar de las obras de las tinieblas a las obras de la luz, y esto se hace patente cuando ayudamos a nuestros hermanos y a los que más nos necesitan.

Seria muy bueno, hermanos y hermanas, que este Adviento tengamos en cuenta esto que nos dice san Pablo: "basta de banquetes y borracheras, basta de lujuria y libertinaje, no más envidias y peleas", pues solo así tendría sentido iniciar una nueva oportunidad para ser mejor, pues Dios siempre nos da una nueva oportunidad. Vivamos es nueva oportunidad que Dios nos da para ser mejores como si fuera la última que vivamos.

Creamos en Dios, confiemos en Él; y esperemos un mundo nuevo, sin corrupción, sin violencia, sin guerras, un mundo de paz, de concordia y de fraternidad; pero no olvidemos que esto lo construimos nosotros, a pesar que que el tejido social, el sistema que impera hoy es tenebroso, puede haber algo mejor, pero lo tenemos que construir. No tengamos miedo de levantar la voz ante las injusticias, no tengamos miedo de actuar con convicción ante alguna situación de corrupción, no tengamos miedo en definitiva de amar, de construir una sociedad basada en el amor, en el amor de Dios que se hace SALVACIÓN, que se hace HOMBRE como nosotros, que viene a ayudarnos, que viene a ser como un FARO que ilumina nuestro camino.

¡Buen inicio de año, hermanos y hermanas, y que el Señor sea el que nos ayude para esperar con confianza su venida gloriosa al final de los tiempos y en nuestro tiempo!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Homilía de la SOLEMNIDAD DE CRISTO REY.

Evangelio según San Lucas 23,35-43.

El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: "Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!". 


También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, 
le decían: "Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!". 


Sobre su cabeza había una inscripción: "Este es el rey de los judíos". 
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros". 


Pero el otro lo increpaba, diciéndole: "¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? 


Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo". 


Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino". 
El le respondió: "Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso".
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¡Viva Cristo Rey!

¡Viva Cristo Rey! Era el grito de muchos hermanos nuestros en los tiempos oscuros de la represión en México, por parte del Gobierno a la Iglesia Católica. Sin embargo me pregunto, si estos hermanos y tantos católicos de ese tiempo y de nuestros tiempos, conocemos realmente a Cristo Rey.

Hoy celebramos esta fiesta de “Jesucristo Rey del Universo”, que es propuesta por la liturgia de la Iglesia, sin embargo creo que hace mucha falta conocer a Cristo Rey, pues cuando escuchamos este titulo de Jesús, el cual no quería ningún titulo, pensamos en Él con cetro y corona flamante, con ropas elegantes, incluso los grades pintores lo pintan así como lo imaginamos. Pero lo cierto es que Jesús, como lo escuchamos en este Evangelio (Jn 18, 33-37) del día de hoy, no tiene un reino como los de este mundo, no es un reino de opresión, de soldados, de implantación de la justicia por la violencia, de apoyar a los pobres y desprotegidos con enfrentamientos armados. El reino de Jesús es un reino de amor, de solidaridad con el pecador, de amor hacia los desdichados, de ayuda a los que menos tienen, sí, pero también de levantar la dignidad de esta gente y a que ganen este Reino de Dios con el sudor de la frente, en fin, Jesús ofrece este Reino a todos por igual; y solo se lleva a cabo, como dice Orígenes, “cuando nos damos cuanta que el Reino de Dios esta en nosotros (pues es Cristo mismo) y que solo debemos hacer que fructifique en el mundo y en los hermanos”.

Pero veamos algunas características del reinado de Cristo, Él dice “que su reino no es de este mundo”, entonces, ¿Cómo es el Reino de Jesús?, esta mañana me puse a reflexionar sobre esto  recorrí la vida de 

Jesús y salió lo que sigue:

ü  Reina en un pobre pesebre, donde comen los animales en el establo.
ü  Reina exiliado en Egipto, más aún, deja su cielo para hacerse como nosotros.
ü  Reina perseguido por Herodes.
ü  Reina escondido en Nazaret, una aldea perdida en el basto Imperio Romano.
ü  Reina en el templo con los doctores, que admirados dice “de donde saca tanta sabiduría”.
ü  Reina sometido a la historia, a sus padres José y María, a costumbres propias.
ü  Reina ayudando, solidarizándose con unos novios que se casaban.
ü  Reina entre lisiados, pobres, pecadores, ciegos, cojos y endemoniados.
ü  Reina dando vida nueva a los muertos.
ü  Reina amando al que no es amado.
ü  Reina teniendo paciencia a sus apóstoles, los cuales eran cabezas duras.
ü  Reina condenado por los poderosos de su tiempo, porque no aguantan el Reino de Jesús comparado con el suyo.
ü  Reina clavado en una cruz, coronado de espinas, renunciando a todo poder humano, pero tiene el poder que solo Dios tiene, el de la humildad, el del amor, “da su vida por los amigos”.
ü  Reina victima de nuestra violencia e ingratitud, y sigue contestando con amor: “Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
ü  Reina por fin glorioso y vivo, y quiere que todos reinemos con Él en el amor, que es la base de su reino, el amor que no es solo sentimiento sino también decisión, y más, siempre más.

Queridos hermanos y hermanas, los invito a reflexionar en que Jesús creemos; en Cristo Rey, con corona majestuosa; o en Jesús coronado de espinas, que comparte nuestro sufrimiento para que gocemos con Él. Muchos de nuestros hermanos “Cristeros”, como malamente los llamaban, no supieron muchas veces por cual Jesús peleaban, nosotros que ahora vivimos en paz y podemos, en cierta manera, expresar y dar razón de nuestra fe, podemos y debemos, como cristianos, conocer más a Jesús, profundizar en su vida.

La Iglesia es desde siempre, como lo mencionan los documentos del Concilio Vaticano II, signo, “sacramento del Reino de Dios”, “sacramento de salvación”. Por eso, aunque no apoyó abiertamente la lucha armada en México, si estuvo con los que defendían la fe, pues en sus normas también se contempla la “legítima defensa”. Y podrá alguien decir: ¿entonces la Iglesia no sigue a Jesucristo Príncipe de la Paz?, y yo diría, claro que lo sigue, sin embargo como no es “el Reino de Dios”, ni una “sociedad perfecta”, como se pensaba antes del citado concilio; es apenas signo de este Reino de Dios, a veces puede parecer que su estructura es como los reinos de este mundo, lo cual es cierto, pero también es cierto que en su conjunto, la Iglesia que somos todos los bautizados, y no solo la jerarquía, da testimonio del Reino de Dios en el mundo, las noticias malas y sensacionalistas siempre salen, pero las buenas obras de un cristiano, de un buen religioso, de un excelente sacerdote nunca sale.

Creo, estoy convencido, que debemos de recuperar este reinado de Cristo. Recuperar como bautizados la triple dimensión de la pertenencia a Jesús: Sacerdote, Rey y Profeta. Pues a veces no sabemos que por nuestra consagración bautismal somos sacerdotes cuando nos ofrecemos como Jesús a Dios en los demás, que somos reyes precisamente cuando damos frutos del Reino de Dios y somos profetas cuando anunciamos la buena noticia (Evangelio) y denunciamos las malas. Sobre este respecto, no se ustedes, siempre me he preguntado por qué no tenemos una fiesta de Cristo Profeta, y siempre caigo en la cuenta, que porque es muy difícil ser profeta, porque no queremos terminar como los profetas del Antiguo Testamento, o degollado como Juan el Bautista, o como el propio Jesús que aún siendo pacífico y enérgico en su profetismo tuvo que pagar el precio.

Jesús y los seguidores de Jesús, los que nos llamamos sus seguidores, tenemos que reflexionar siempre cual es el Reino que queremos para nuestro mundo. El mundo esta cansado de los reinos de este mundo, lo vemos, las personas no creen en los políticos, en las instituciones, en la Iglesia, pues los domingos algunos templos se quedan solos, y no se diga entre semana. Y esto es porque a veces no hemos comprendido cual es el reinado de Cristo, no estamos en la misma sintonía de la gente sencilla que muchas veces sabe más y nos enseña más de la fe, que nosotros que estamos metidos en libros para aprender una fe teórica, fría. Creo que la fe en Jesús debe complementarse entre el pueblo sencillo y el pueblo de los teólogos-religiosos-clérigos, para que juntos podamos dar buen signo del Reino de Jesús, “reino de amor, reino de justicia, reino de paz y gozo en el Espíritu Santo”.


Sigamos reinando como Cristo, en lo que nos toca, en lo escondido, en la fidelidad, en el amor a los hermanos, aunque cueste hasta el alma y la propia vida a veces. Sigamos reinando a la manera de Cristo, y desde esta vida tendremos “la corona que no se marchita” y más aún cuando estemos en el Reino de los Cielos.

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Homilía del 33° Domingo del Tiempo Ordinario.

Del Evangelio según san Lucas. 21, 5-19.

A unos que elogiaban las hermosas piedras del templo y la belleza de su ornamentación les dijo:

—Llegará un día en que todo lo que ustedes contemplan será derribado sin dejar piedra sobre piedra.


Le preguntaron:

—Maestro, ¿cuándo sucederá eso y cuál es la señal de que está para suceder?
Respondió:
—¡Cuidado, no se dejen engañar! Porque muchos se presentarán en mi nombre diciendo: Yo soy; ha llegado la hora. No vayan tras ellos. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, no se asusten. Primero ha de suceder todo eso; pero el fin no llega en seguida.
Entonces les dijo:
—Se alzará pueblo contra pueblo, reino contra reino; habrá grandes terremotos, en diversas regiones habrá hambres y pestes, y en el cielo señales grandes y terribles.

Pero antes de todo eso los detendrán, los perseguirán, los llevarán a las sinagogas y las cárceles, los conducirán ante reyes y magistrados a causa de mi nombre, y así tendrán la oportunidad de dar testimonio de mí.
Háganse el propósito de no preparar su defensa; yo les daré una elocuencia y una prudencia que ningún adversario podrá resistir ni refutar.


Hasta sus padres y hermanos, parientes y amigos los entregarán y algunos de ustedes serán ajusticiados; y todos los odiarán a causa de mi nombre.
Sin embargo no se perderá ni un pelo de su cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.
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¿El buen fin?

Hola hermanos y hermanas, el Señor les de su Paz:

Este penúltimo domingo del Ciclo Litúrgico o del Año Eclesiástico, pues el último es la Solemnidad de CRISTO REY DEL UNIVERSO, el Señor nos invita a reflexionar acerca del fin del mundo y quisiera reflexionar con ustedes en relación a lo que los medios de comunicación y el comercio llaman EL BUEN FIN.

Jesús en el Evangelio de Lucas nos habla del fin del mundo, que aveces muchos hermanos interpretan como algo muy tenebroso, sin embargo lo tenebroso o espantoso no es el acontecimiento en si, sino más bien somos los seres humanos quienes, por no comprender bien las enseñanzas de Jesús, nos dejamos llevar por nuestras pasiones esenciales de poder, tener y placer, con las cuales provocamos todas las atrocidades de las que habla esta parte del Evangelio. El buen o mal fin del mundo lo provocamos nosotros, tu que me lees y yo somos responsables de "un buen fin" si practicamos y con nuestra practica evangelizamos a otros hermanos o somos responsables de un "mal fin" si nos dejamos llevar por nuestro egoísmo, por nuestras pasiones, por nuestras inseguridades al no sentirnos hijos amados de Dios.

"No nos dejemos engañar", dice el Evangelio, con publicidad o por personas que nos dicen que ellos son la salvación, que son lo que nos conviene, que son la respuesta a todas nuestras necesidades, es CRISTO el que es el salvador, es CRISTO quien sacia nuestras hambres y sed de poder, tener o placer, si entregamos a Él todo estos sentimientos y estas ansias, Él las convertirá en algo bueno para nosotros y para todos los que nos rodean.

Ahora que iniciamos un nuevo año en la Iglesia, que nuestro mejor propósito sea no hacer propósitos que no podamos o no queramos cumplir. Seamos honestos con nosotros mismos y desnudemos nuestra alma ante Dios, para pedirle que nos ayude a vivir mejor la fe, la esperanza y el amor en este nuevo año (ciclo).

Los invito a padecer por causa de Jesús toda clase de sufrimiento, siempre en vistas a la vida mejor, a la VIDA que nos espera. No respondamos con las misma violencia a los hermanos que vienen a nosotros con violencia, no respondamos con la misma severidad a quienes nos tratan con severidad, no tratemos con impaciencia a quien nos trata así. Amemos de verdad y entonces nuestro fin, es decir, cuando muramos y estemos ante Dios será UN BUEN FIN. No dejemos que se acabe el mundo espiritual de cada uno de nosotros pues es el único que perdurará hasta que estemos cara a cara con Dios, de los otros fin del mundo (del fin del mundo material y de nuestro fin) no nos agobiemos pues no sabemos cuando ocurrirá, estemos preparados si, pero no nos agobiemos. Vivamos con intensidad el amor de Dios en todos los ambientes y ayudemos a los hermanos a que lo vivan, con nuestro testimonio callado y humilde.

Animo y que tengas UN BUEN FIN del mundo de Pecado, pues dice San Pablo: "nos ha llamado de las tinieblas a su luz maravillosa". 

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Homilía del 32° Domingo del Tiempo Ordinario.

Del Evangelio según San Lucas, 20, 27-40. 



Se acercaron entonces unos saduceos, los que niegan la resurrección, y le preguntaron:

—Maestro, Moisés nos ordenó que si un hombre casado muere sin hijos, su hermano se case con la viuda, para dar descendencia al hermano difunto. Ahora bien, eran siete hermanos. El primero se casó y murió sin dejar hijos. Lo mismo el segundo y el tercero se casaron con ella; igual los siete, que murieron sin dejar hijos. Después murió la mujer. Cuando resuciten, ¿de quién será esposa la mujer? Porque los siete fueron maridos suyos. 

Jesús les respondió: 

—Los que viven en este mundo toman marido o mujer. Pero los que sean dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no tomarán marido ni mujer; porque ya no pueden morir y son como ángeles; y, habiendo resucitado, son hijos de Dios. Y que los muertos resucitan lo indica también Moisés, en lo de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob. No es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven. 

Intervinieron algunos letrados y le dijeron: 

—Maestro, qué bien has hablado.

Y no se atrevieron a hacerle más preguntas.
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¿Quiénes viven en realidad, los muertos o los vivos?


Hola hermanos (as), paz y bien.

Cuando pensamos en la vida eterna, en la vida futura, pensamos que esta la viviremos una vez que el Señor nos llame a su presencia, y es correcto, pero se nos olvida que podemos vivir el cielo ya desde ahora viviendo plenamente esta vida que Dios nos ha dado. De eso hablan las lecturas de este domingo, pero veamos que es vivir desde aquí la vida eterna.

En el salmo de hoy hemos dicho: "al despertar Señor, contemplare tu rostro", ¿cuantos días al levantarnos, medio dormidos, no hemos visto el rostro de Dios? Si hermanos y hermanas, así como a veces nos levantamos, medio dormidos o medios despiertos,  modorros, sin bañarnos, así como si no estuviéramos vivos, se nos pasa ver el rostro de Dios en los demás, como no estamos despiertos no vemos lo maravilloso que es vivir en esta vida, con tantos problemas no vivimos plenamente la vida eterna que hemos de empezar a vivir desde ahora, entonces vivir la vida eterna, la vida plena con Dios, ya desde esta vida, es contemplar su rostro en nuestros hermanos. Tenemos que tener la valentía de los siete jóvenes macabeos, que leímos en la primera lectura, la valentía de dar la vida para empezar una nueva, dar la vida teniendo la certeza que solo dándola con amor, solo viendo y descubriendo a Dios en el rostro de los hermanos es como vivimos de verdad.

Jesús habla de la vida eterna de los que ya han muerto, pero nosotros que aún tenemos esta vida ¿la estamos viviendo al máximo, la estamos aprovechando para hacer cosas grandiosas o la desaprovechamos haciendo cosas mediocres? Jesús dice que para "Dios todos viven, todos están vivos", pero vivir esta vida sin Dios, sumergidos en pecados, metidos en nosotros mismos, siendo hombres y mujeres de Iglesia sin querer convertirnos de verdad, es como vivir como muertos. La vida con Dios, la vida en Cristo supone un autentico vivir el Santo Evangelio, como nos lo mostró el MAESTRO, de una forma sencilla, humilde, haciendo buenas obras antes de palabras, ayudando a los demás, interesándose por el prójimo, enfrentando la vida con audacia, con valentía, pues la vida para ser vivida plenamente necesita de la tensión de los opuestos bien o mal, oscuridad y luz, muerte y vida, depende de lo que escogemos es como será nuestra vida ya desde ahora, un infierno o un cielo.

Entendamos el mensaje de Jesús, y no seamos como los saduceos, que no comprendían la vida futura, nosotros con la esperanza de resucitar como resucito el Señor, andemos por la vida ¡¡bien vivos!!, caminando por los caminos de la vida y no de la muerte, por caminos de luz y no de oscuridad, por los caminos del amor y no del odio, por los caminos de la humildad y no de la soberbia, por los caminos de la alegría y no de la tristeza, pues el que anda por los caminos que no anduvo el MAESTRO tendrá una recompensa que ni el mismo Jesús por su gran misericordia podrá quitar, pues nosotros mismo decidimos nuestro destino decidiendo que escogemos en la vida presente, para que en la vida futura vivamos plenamente con Dios o no. "Dios, no es un Dios de muertos sino de vivos" dice Jesús, por eso mismo hermanos (as) hay que hacer en esta vida lo que da vida y no muerte, somos anunciadores y portadores de la vida plena, debemos de ser signos de la vida futura haciendo el bien al hermano, descubriendo el rostro de Dios a los demás en los rostros de quienes sufren, en los rostros atormentados por tantos problemas, en los rostros desgastados por el tiempo. 

Como los siete jóvenes tengamos la valentía de morir poco a poco a nuestro egoísmo, a nuestras rebeldías, a las murmuraciones, a nuestro afán por el dinero, por el poder, y atrevámonos a vivir de verdad en la vida de Dios. Pensamos que los que ya han muerto no viven, pero es al revés, ellos viven ya en la plenitud lo que nosotros deberíamos de vivir en esta vida, es decir la vida con Dios, pensamos que ellos son los muertos, pero a veces somos nosotros los muertos, los dormidos en vida.

Esta semana pidamos al Señor para que nos permita descubrir su rostro, para que vivamos de verdad esta vida con Dios, solo así nuestra vida será reflejo, adelanto de la vida futura, feliz semana.

¡¡¡Sea alabado Jesucristo!!!

Fray Juan Gerardo Morga, OFM Cap.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Homilía del 31° Domingo del Tiempo Ordinario.

Del santo Evangelio según San Lucas. 19, 1-10.
Entró en Jericó y la fue atravesando, cuando un hombre llamado Zaqueo, jefe de recaudadores y muy rico, intentaba ver quién era Jesús; pero a causa del gentío, no lo conseguía, porque era bajo de estatura. Se adelantó de una carrera y se subió a un árbol para verlo, pues iba a pasar por allí. Cuando Jesús llegó al sitio, alzó la vista y le dijo: 
—Zaqueo, baja aprisa, pues hoy tengo que hospedarme en tu casa. Bajó a toda prisa y lo recibió muy contento.
Al verlo, murmuraban todos porque entraba a hospedarse en casa de un pecador. Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor: 
—Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres, y a quien haya defraudado le restituyo cuatro veces más.
Jesús le dijo:
—Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también él es hijo de Abrahán. Porque este Hombre vino a buscar y salvar lo perdido.
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Jesús, restablece nuestra dignidad.

Hola hermanos (as), paz y bien.

Que difícil es para cualquiera de nosotros reconocer nuestras faltas, reconocer que nos equivocamos y volver a las personas o a Dios pidiendo perdón. Es verdaderamente una gran y loable acción, pero es necesario que lo hagamos, pues solo así somos fuertes. Cuando reconocemos que nos equivocamos y pedimos disculpas recuperamos un poco de la confianza que nos tenían,  incluso las demás personas te reconocen por la humildad que supone la acción de admitir que te equivocaste.

Es lo que le pasó a Zaqueo, o Mateo, quien despues de admitir que estaba por un camino equivocado se vuelve uno de los apóstoles del Señor y es quien nos cuenta del mismo Jesús en su Evangelio. La conversión de Zaqueo se dio, primero porque quería saber quien era Jesús, pero por su baja estatura no podía verlo, no se lo permitían así que subió a un árbol y fue cuando Jesús lo ve, también se da por el encuentro con Jesús, el Señor no le juzga, no lo tacha de pecador (como mucha gente lo tenia tachado), entra en su casa sin importarle las criticas de los demás, come con él, le anuncia la salvación, Zaqueo se arrepiente y admite que ha hecho las cosas mal y es entonces cuando quiere restablecer o devolver lo malo que había hecho, para que su perdón fuera completo. Se nota en él un agradecimiento sincero porque Jesús lo restablece en su dignidad de hijo amado de Dios.

La mismo que Zaqueo se repite en nuestro proceso de conversión y en el de cualquiera de nuestros hermanos, nos sentimos poca cosa para Dios, pero a la vez somos orgullosos y déspotas ante los hombres porque es como nos escudamos de las criticas y juicios de las personas, nos portamos así para que no nos vean débiles  pero una vez que nos encontramos con Jesús doblamos este orgullo y caemos a sus pies pidiendo perdón, pues con Jesús no pasa lo mismo que con los demás hermanos, no juzga, no etiqueta, solo nos recibe con gran amor, con gran compasión y cuando nos levanta, somos realmente fuertes. 
 
Queridos hermanos y hermanas, nosotros podemos ser instrumentos de reconciliación, podemos ser puentes para que los hermanos alejados se reconcilien con Dios, con ellos mismos y con los demás, pero tenemos que recibirlos con la actitud de Jesús, una actitud humilde, de comprensión, que no nos de vergüenza de entrar en los ambientes de miseria humana, de anunciar a todos la Salvación que es Jesús, el pecado no se contagia como el sarampión pues todos somos pecadores. El discípulo (a) que no se reconoce un pecador  (a) perdonado (a), que no se ha arrodilla ante Jesús todos los días pidiendo perdón, que no se acerca al sacramento de la Reconciliación, no puede ser un discípulo de Jesús, que es puente entre los humanidad y Dios.

Somos grandes cuando reconocemos nuestras limitaciones y nos arrepentimos, y más aún cuando restablecemos el mal que hemos hecho, pero somos más grandes en el Reino de los Cielos, dice Jesús, si llevamos a más hermanos a esta acción, si somos puente y ejemplo para otros de reconciliación. Restablezcamos la dignidad de tantos hermanos, como lo hizo Jesús con Zaqueo, no juzgando, no hablando mal del los demás, recibiendo a todos, escuchando a todos, seamos como Dios (como dice el libro de la Sabiduria hoy) que se hace que no ve los pecados de los hombres para darle oportunidad de arrepentirse. No condenemos, sino acojamos como una madre acoge al hijo despues que el hijo se ha equivocado, y como dice san Francisco: "y en esto quiero conocer que amas al Señor y me amas a mí, siervo suyo y tuyo, si procedes así: que no haya en el mundo hermano que, por mucho que hubiere pecado, se aleje jamás de ti después de haber contemplado tus ojos sin haber obtenido tu misericordia, si es que la busca. Y, si no busca misericordia, pregúntale tú si la quiere. Y, si mil veces volviere a pecar ante tus propios ojos, ámale más que a mí, para atraerlo al Señor; y compadécete siempre de los tales".

Seamos instrumentos de perdón, porque hemos experimentado el perdón y el amor de Dios en nosotros, seamos discípulos que restablecen la dignidad de los hermanos perdida por el pecado.

¡¡¡¡ ALABADO SEA JESUCRISTO !!!!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.