domingo, 15 de diciembre de 2013

Homilía del 3° Domingo de ADVIENTO.

De la Carta del apóstol Santiago: 5, 7-10.
Hermanos, tengan paciencia hasta que vuelva el Señor. Fíjense en el labrador: cómo aguarda con paciencia hasta recibir la lluvia temprana y tardía, con la esperanza del fruto valioso de la tierra. Ustedes también, tengan paciencia y anímense, que la llegada del Señor está próxima.
No se quejen unos de otros, hermanos,  y no serán juzgados: miren que el Juez ya está a la puerta. Tomen como ejemplo de sufrimiento y paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
_______________________________________________

La murmuración, espada que mata al hermano;
la paciencia, esperanza de vida nueva.

Hola hermanos y hermanas, como están:
les deseo que el gozo de la venida del Señor les acompañe.

Hoy es el domingo de "gaudete", es decir, de regocijo o de alegría ante la llegada inminente del Señor. Es un domingo especial porque en él esperamos al Señor como lo espero María, con gran alegría y regocijo. Pero esta alegría debe de convertirse también en esperanza gozosa de cambio, tanto para nuestras vidas como para los ambientes en que vivimos, recordemos que los cambios los vamos haciendo nosotros con la ayuda del que viene a salvarnos, JESÚS. No hay otra alegría más grande que encontrarse con Jesús, pero también no podemos quedar igual que antes una vez que nos hemos encontrado con Él. Él es nuestra alegría, Él es nuestro gozo, Él es el que esta en todos los hermanos.

El que ama a Jesús, el que se alegra con Jesús, el que tiene su alegría cuando se encuentra con su hermano, en el que esta Jesús, ese es el que da vida, da paz, gozo. En cambio cuando murmuramos del hermano es como si lo matáramos, como si lo descuartizáramos; aveces nos escandalizamos cuando sabemos o vemos en las noticias que mataron a alguien o peor aun lo descuartizaron, son noticias muy crudas y grotescas, pero es lo mismo que hacemos cuando hablamos mal de un hermano.

Hermanos y hermanas, por el amor que Jesús nos ha dado, que nos trae, que nos da en cada momento, aunque no estemos del todo despiertos para darnos cuenta, por ese amor y con el mismo amor de Jesús deberíamos tener paciencia con nosotros y con los hermanos que están próximos (prójimos) a nosotros, la paciencia engendra esperanza de algo mejor. Jesús, la PACIENCIA del Padre, se engendra para darnos esperanza, para darnos chance, y ser mejores personas en un mundo que es egoísta y materialista. La paciencia, hermanos y hermanas, no se ve, es invisible, como muchas de las cosas que son realmente valiosas, como el amor, como la comprensión, como la paz.

No juzguemos y no seremos juzgados, tengamos paciencia y reinaremos con Cristo, que vino para reinar no a la manera de los hombre, sino padeciendo por los demás, sacrificándose por los demás, pensando en los demás. Si nosotros seguimos al Grande, al que es Rey, al que es Profeta, tenemos que ser profetas, reyes y grandes a la manera de Dios. Quien es grande para Dios, según el Evangelio de hoy, el que es humilde, y el que es grande aquí en este mundo es más pequeño que el más pequeño en el Reino de los Cielos. Quien es rey para Dios, aquel que se pone a servir como esclavo aunque sea importante, el rey es el que sirve. Quien es profeta para Dios, el que anuncia su palabra y el que denuncia la maldad, pero cuando tenemos que denunciar nos cuesta más porque el fruto de la denuncia es, muchas veces, el desprecio, la indiferencia, o peor, la muerte.

Seamos comprensivos, tengamos paciencia, y entonces seremos grandes, seremos seguidores de aquel que "no vino para ser servido, sino para servir". En estas fiestas el mejor regalo que podemos dar a los demás es la PACIENCIA, para que les demos un chance para cambiar, y si te desesperas contigo mismo, también practica la paciencia y date un chance.

¡¡¡Buen domingo y animo, alegría, pues el Señor esta cerca, esta EMMANUEL!!!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario