miércoles, 25 de diciembre de 2013

Homilía de LA NATIVIDAD DEL SEÑOR.

De la carta a los hebreos: 1, 1-6.

En el pasado muchas veces y de muchas formas habló Dios a nuestros padres por medio de los profetas. En esta etapa final nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien nombró heredero de todo, y por quien creó el universo.

Él es reflejo de su gloria, la imagen misma de lo que Dios es, y mantiene el universo con su Palabra poderosa. Él es el que purificó al mundo de sus pecados, y tomó asiento en el cielo a la derecha del trono de Dios; así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto incomparablemente mayor es el Nombre que ha heredado.

¿Acaso dijo Dios alguna vez a un ángel: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy? Y en otro lugar: Yo seré para él un padre, él será para mí un hijo. Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: Que todos los ángeles de Dios lo adoren.

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JESÚS GRITA DESDE EL PESEBRE.

¡Gloria in excelsis Deo!
¡Christus natus est de Mariae virginem!

Con este anuncio les saludo con mucha alegría en este día de Navidad, esperando que Dios que se hizo hombre por nosotros nos llene a todos de sus mismos sentimientos, sus gestos y palabras.

Hoy en las lecturas de este día santo del NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS se centran en este acontecimiento, y propongo esta lectura de la carta a los hebreos (segunda lectura de la Misa del Día de Navidad), pues nos explica de manera clara el porque Dios-Niño nace entre nosotros, y para que lo hace.

El autor nos dice que en el pasado Dios nos habló de muchas maneras por medio de los profetas y que ahora lo hace por medio de su Hijo que ha nacido. Dios no se cansa de nosotros, hermanos y hermanas, nos tiene mucha paciencia, y nos habla de una forma, y de otra, y de otra, para que cambiemos, para que seamos realmente felices, para que nos amemos, para que vivamos en el amor que Él mismo nos vino a dar con su Nacimiento. Se dice que Jesús es la PALABRA DE DIOS hecho carne, es decir, que Dios no solo nos habla por medio de Jesús, de su persona, de sus gestos, de su amor por nosotros; el mismo JESÚS es un grito de Dios, es un grito que sale del PESEBRE, ahora no solo nos habla sino que nos grita para que despertemos, para que salgamos de nuestra indiferencia, de nuestros egoísmos, de nuestra ceguera y amemos de verdad a los demás.

Jesús por su nacimiento, hermanos (as), nos invita a nacer de nuevo también a nosotros, a nacer a una vida más preocupado por los demás que por nosotros mismos. Nos invita a ser como Él: "reflejo de la gloria del Padre, imagen de Dios" para los demás. Nos grita, con un grito de amor, por los hermanos que la pasan mal, nos grita en los hermanos que sufren, nos grita que seamos hijos de Dios. Hay que hacer fiesta, si, pero fiesta con los que nos necesitan.

Les invito a hacer una acción concreta esta navidad, no regalar un regalo bonito a alguien, sino a regalar un poco de tiempo a un enfermo que nadie visita, compartir un momento con quien esta desanimado de la vida en la sencillez, tomar un café con alguien que nunca ha oído hablar de Dios, de sentarse con los que más queremos solo para compartir nuestras esperanzas para el futuro. Podemos hacer grandes cosas esta navidad, pero depende de nosotros. Saquemos de nuestras vidas las sombras, los "grandes pecados", lo negativo; y abrámonos a Cristo que nos grita desde el pesebre: "VUELVE A NACER DE NUEVO CONMIGO, comparte tu vida, tu tiempo, tus esperanzas, tu amor, tus flaquezas, tus anhelos,  tus encuentros conmigo para que otros crean en mi"

¡¡¡ FELIZ NAVIDAD !!!, 
y que esta sea diferente NAVIDAD compartiendo lo que es realmente importante:
DIOS, CRISTO, SU NACIMIENTO, SU LUZ.

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

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