miércoles, 6 de julio de 2016

JESUFICACIÓN DEL MUNDO- Homilía del XV Domingo del Tiempo Ordinario.

De la carta del Apóstol san Pablo a los Colosenses. 1, 15-20.

Él es imagen del Dios invisible,
primogénito de toda la creación,
porque por él fue creado todo,
en el cielo y en la tierra:
lo visible y lo invisible,
majestades, señoríos,
autoridades y potestades.
Todo fue creado por él y para él,
él es anterior a todo
y todo se mantiene en él.
Él es la cabeza del cuerpo, es decir, de la Iglesia.
Él es el principio,
el primogénito de los muertos,
para ser en todo el primero.
En él decidió Dios que residiera la plenitud;
por medio de él quiso reconciliar consigo todo lo que existe,
restableciendo la paz por la sangre de la cruz
tanto entre las criaturas de la tierra como en las del cielo.


JESUFICACIÓN DEL MUNDO.

Hola hermanos y hermanas, paz y bien.

Hace unos días en su 65 aniversario de sacerdote el papa emérito Benedicto, pronuncio una frase que me impacto, habló de la acción de gracias que era una alusión obligada por su aniversario y habló de la TRANSUBSTANCIACIÓN DEL MUNDO, en relación con lo que pasa en la EUCARISTÍA que el pan y el vino se transforman en el CUERPO Y SANGRE DE JESUS, a esto se le llama TRANSUBSTANCIACIÓN.
 
Básicamente esta palabra dominguera, y que hasta el papa emérito le consto pronunciar, significa TRANFORMAR, transformarnos cada uno, transformar el mundo, transformar todo según el plan original de Dios. No según lo que pensamos como Iglesia, sino según Dios, y para hacer esto tenemos que discernir que es lo que Dios quiso desde siempre y ahora. y podemos discernir por medio de la oración, por medio de su Palabra, por la biblia abierta que es la creación.
 
Y para transformar el mundo se necesita "una poca de gracia" y esta es la disponibilidad personal de ser un agente positivo, un agente de paz, un agente disponible y simple para vivir plenamente la vida y más allá de la vida que le pertenece y es cabeza JESUS. Si hermanos la disponibilidad para ser instrumento de la vida, de la verdad, del camino que es JESUCRISTO es importante para TRANSFORMAR, para CRISTIFICAR O JESUFICAR todo en el mundo. Cuando no somos agentes los que más sufren son los más vulnerables, todos sufrimos, incluso nosotros, pero los pobres sufren más. No es casualidad que hoy se este dando una catástrofe en el ámbito ambiental, por causa de la irresponsabilidad de todos, todo lo contaminamos con basura y deshechos, pero también contaminamos con los malos sentimientos, con las represiones de los mismos, con los traumas de cada uno.
 
Así como hay tanta contaminación de deshechos materiales, hay tanta contaminación de sentimientos negativos, de tantos odios y rencores, por no saber manejar nuestros sentimientos positivamente. Cuanta contaminación hay en la Iglesia, hablando de la afectividad, hablando de la moral, hablando de cosas que imprimen una carga represiva como muchos sistemas actuales. Me explico, la gente piensa que los pecados sexuales son los más graves, y los pastores también tenemos esto como primacía cuando en la confesión regañamos a los penitentes o ponemos énfasis en estos pecados. Pero son más graves lo pecados que van contra el prójimo, como vemos en el Evangelio de hoy, no visitar a los padres ancianos, ser mal agradecidos con ellos esto constituye un grave pecado, no ayudar a quien puedes ayudar esto es más grave, destruir la fama de un hermano con el chisme o injurias es más grave.
 
Todos tenemos que transformarnos más a la forma de JESUS, pero la transformación se hará desde dentro, pues muchos sectores en la Iglesia no se piensa o se actúa según Cristo. Jesús era una persona profundamente humana, ASI QUE SI DECIR "JESUFICAR EL MUNDO" es lo mismo decir: HUMANIZAR CON LA HUMANIDAD DE JESÚS AL MUNDO. Pero esto se hace primero en primera persona, es decir, cada uno, teniendo disponibilidad para reaprender, aprender de todo, respetando todo, no creyéndose dueño, no creyéndose más que lo demás, sino parte, CUANDO NOS SITUAMOS COMO PARTE, el cambio de cada parte, de cada persona hará un cambio profundo, un cambio humanizado. No nos creamos santos, sino es como parte del todo donde somos santos porque la CABEZA ES SANTA, no nos creamos humanistas cuando NO somos parte de la HUMANIDAD PLENA (JESUS), somos parte de un todo en plenitud y esta PLENITUD LA TIENE UNA PERSONA: DIOS.

¡Buen domingo!