sábado, 9 de agosto de 2014

Homilía del 18º Domingo del Tiempo Ordinario.

De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos. 8, 35. 35-39.
 
¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada? 

En todas esas circunstancias salimos más que vencedores gracias al que nos amó. Estoy seguro que ni muerte ni vida, ni ángeles ni potestades, ni presente ni futuro, ni poderes ni altura ni hondura, ni criatura alguna nos podrá separar del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.

<<<<<<<<<<<<<<<<>>>>>>>>>>>>>>>>
 
¿Quién nos apartará?
 
Hola hermanos y hermanas, paz y bien.
 
Este domingo las lecturas nos hablan de hambre, de sed, de saciedad, que son  cosas muy vitales en nuestras vidas, si tenemos hambre, si tenemos sed no rendimos, no podemos hacer todos los quehaceres que tenemos, incluso una persona que siente hambre o sed no puede estudiar, concentrarse. Lo mismo pasa cuando nuestra hambre y nuestra sed toman otra dimensión, un hambre y sed de absoluto, de sentido de vida, de amor. ¿De que tenemos hambre y sed? ¿con que podemos saciar nuestra hambre y nuestra sed?
 
Sin duda la respuesta a esta pregunta esta en este fragmento de la carta de san Pablo a los romanos, solo el amor de Cristo, solo su persona, por eso cuando nos apartamos del amor de Dios, de Cristo, perdemos todo y sentimos hambre y sed de Dios, de su amor. Pero muchos prefieren vivir con hambre y sed a rendirse al amor de Dios, por eso san Pablo enumera una serie de situaciones en las cuales no nos apartaremos del amor de Cristo, pues si uno esta prendido a Él, no hay nada ni nadie que nos pueda faltar, no hay nada ni nadie que nos pueda separar de su amor.
 
Ahora respondiendo a la pregunta del titulo, no hay nada ni nadie que nos pueda separar del amor de Cristo, la única persona que nos separa de este amor, somos nosotros mismos. Si queridos hermanos y hermanas los único que pueden separarnos del amor de Cristo somos nosotros mismos. Cuando las cosas que enumera san Pablo nos separan del amor de Cristo es porque ya nos hemos separado de Él, es decir, antes de que lleguen todas esta situaciones o personas ya nos hemos separado de Cristo. Por eso es fácil que estas cosas nos aparten del amor de Cristo, no es que ellas nos separen de Él sino que nosotros por cosas mundanas nos apartamos de Él. El papa Francisco nos ha recordado varias veces que la mundanidad puede entrar en nuestras vidas, y cuando esta entra nos separamos de Cristo, de su amor, de su camino.
 
Pidamos al Señor que el nos ayude, que no nos suelte, y nosotros esforcémonos de no separarnos de Él, de no dejarlo por otras cosas, hay muchas cosas que puedan seducirnos pero tengamos en cuenta que solo con Él lo tenemos todo, solo con Él no sentiremos hambre y sed. No mendiguemos por allí el amor que el nos ofrece sin ninguna condición.
 
¡Sea alabado Jesucristo!
 
Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario