domingo, 6 de octubre de 2013

Homilía 27° Domingo del Tiempo Ordinario.

Del santo Evangelio según San Lucas. 17, 5-10.

Los apóstoles dijeron al Señor:

—Auméntanos la fe. 



Señor dijo:

—Si tuvieran fe como una semilla de mostaza, dirían a [esta] morera: Arráncate de raíz y plántate en el mar, y les obedecería.

Supongamos que uno de ustedes tiene un sirviente arando o cuidando los animales, cuando éste vuelva del campo, ¿le dirá que pase en seguida y se ponga a la mesa? No le dirá, más bien: prepárame de comer, ponte el delantal y sírveme mientras como y bebo, después comerás y beberás tú. ¿Tendrá aquel señor que agradecer al sirviente que haya hecho lo mandado? Así también ustedes: cuando hayan hecho todo lo mandado, digan: Somos simples sirvientes, solamente hemos cumplido nuestro deber.

_______________________________________________
¿Que es la FE?

Hola hermanos (as), paz y bien.


Estamos en el año de la fe y a lo mejor no sabemos que es la fe. En este domingo Jesús habla de este regalo que Dios nos dio ya desde el seno materno, explica que es la fe y nos invita, nos anima a que no la perdamos, mas bien, que pidamos a Dios que la aumente.

Jesús después de darnos a entender, con muchas parábolas, cuan grande es la misericordia de Dios y de no olvidar que el centro de la vida no es el dinero y las riquezas, sino los hermanos y hermanas que nos necesitan, ahora habla de la fe, pues el evangelio del otro domingo nos hablaba de que Jesús subía a Jerusalén para morir, Jesús lo sabia, y quiso enfrentar. En este trozo del Evangelio de Lucas son los apóstoles que le dicen a Jesús: "auméntanos la fe". Algunos estudiosos de la Biblia dicen que los apóstoles no entendían lo que pasaría en Jerusalén (la muerte de Jesús), pero si entendían que iba a ser algo muy difícil, complicado, incluso violento, pues algunos pensaban que Jesús se iba a levantar en armas contra los que dominaban al pueblo de Israel, los Romanos. Nunca se imaginaron que Jesús iba a padecer de forma pasiva y con su muerte nos enseñaría que la paz, la fe, los dones verdaderos solo se obtienen siendo humildes, no respondiendo a la violencia con la violencia. 



Por esto los apóstoles le piden a Jesús que aumente su fe. Jesús les dice que si ellos tuvieran fe como un granito de mostaza podrían hacer milagros. Pero ¿qué es la fe? La fe, hermanos y hermanas, es la certeza, la confianza que tenemos en algo o en alguien de que va a cumplir con nuestra expectativa, por eso cuando confiamos en una persona, en sus habilidades para realizar alguna cosa en nuestro favor o en el de los demás, decimos: "yo tengo fe que lo podrá realizar", es por eso que cuando pasa algo extraordinario y no encontramos explicación, decimos es un milagro, pero los milagros se dan gracias a la fe de las personas, incluso otras personas se pueden aprovechar de nosotros, cuando alguien nos promete que nos dirá nuestro futuro, que nos dirá si nos engañan o no las personas que más queremos, no es que ellos tengan un poder, sino que nosotros le otorgamos nuestra fe, nuestra confianza y lo que nos dicen lo tomamos como verdadero. 


Como cambiarían nuestras vidas si confiáramos, si tuviéramos más fe en nosotros mismos, en los que nos rodean y amamos, en Dios que nunca nos fallará. Muchas veces perdemos la confianza, la fe, por los acontecimientos o por la violencia y la guerra que existe en el mundo, y decimos: "yo no creo en Dios porque permite la violencia, la guerra, el sufrimiento", no nos damos cuenta que todo esto existe gracias a nosotros, a la poca fe, la poca confianza que depositamos en nuestros hermanos más cercanos. 

Hoy es un buen día para reflexionar en quien hemos puesto nuestra confianza, nuestra fe, y cuanto confiamos en Dios, y si no hemos puesto nuestra fe en Dios es tiempo de confiar en Él, en su amor, en su misericordia, es tiempo de confiar más en nosotros mismos, en nuestros hermanos y en Dios. Solo si confiamos a partir de estas tres dimensiones conseguiremos paz, bienestar, armonía. 


Pidamos insistentemente que Dios aumente la fe, el amor, la humildad de los que nos dedicamos al servicio de Dios, y no sirvamos ahora en este mundo esperando recompensas, halagos o que por nuestro servicio nos ganemos el cielo, si no más bien sirvamos en el silencio, sin interés, para que podamos decir, como dice Jesús al final de este evangelio: "somos simples sirvientes, solamente hemos cumplido nuestro deber". 



Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario