miércoles, 4 de marzo de 2015

Homilía II DOMINGO DE CUARESMA

Del libro del Génesis. 22,1-2.9-13.15-18.

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole: «¡Abrahán!»
Él respondió: «Aquí me tienes.» Dios le dijo: «Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio, en uno de los montes que yo te indicaré.» 

Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo «¡Abrahán, Abrahán!» Él contestó: «Aquí me tienes.» El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.»

Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.

El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: «Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.»

LA PRUEBA, ¿PARA QUE SIRVE?

Hola hermanos y hermanas, "que Dios les de la paz"

Es muy común en la vida cotidiana echarle la culpa a Dios o al diablo de lo que nos pasa. Si tenemos una dificultad decimos: "Dios te esta poniendo a prueba"; o en el peor de los casos decimos que es un castigo de Dios. Sin embargo Dios no pone a prueba y menos aún nos castiga, primero porque no necesita probar nada, nos conoce tal y como somos, incluso nos conoce más que nosotros mismos; y no nos puede castigar porque su amor no se lo permite. Tampoco el diablo es del todo culpable de las cosas dificiles que nos pasan en la vida, pues a veces, y muy a menudo, la responsabilidad es nuestra pues las dificultades que experimentamos son efectos de algunas malas decisiones que hemos tomado.

Las pruebas las permite Dios y en ocasiones son obra del maligno, sin embargo son parte de la vida, y es la vida la que nos pone a prueba para salir más fuertes ante la situación difícil. Todo es para nuestro bien, y tenemos que valorar en sentido positivo las pruebas que la vida nos va poniendo, pues Abraham Dios lo prepara para que tenga una fe tan grande como que le llamamos "el padre de la fe", porque Dios lo necesitaba fuerte, para hacerlo padre de muchas naciones. La prueba entonces es una forma para ser más fuerte, hay que pasar por la prueba para ser vencedores, hay que pasar por la cruz para resucitar como Jesús.

No tengamos miedo de experimentar las cosas dificiles de nuestra vida, y no las tomemos como negativas, tampoco las evadamos, sino que enfrentemos las situaciones pensando en la ganancia, pensando en lo bueno que nos va a ser esa prueba. 

Quien no tiene cicatrices, quien no se ha animado a vivir aún en las pruebas o dificultades de la vida presente es un cobarde. La lucha tiene que dejarte marcas, pero esas marcas son tu más grande tesoro, tu más grande trofeo, pues son prueba de la lucha que llevas a cabo cada día. Quien no sabe sufrir tampoco sabe vivir. Tengamos coraje, pasión por vivir la vida aún con las dificultades y las pruebas de la vida.

¡No vivamos la vida azorrillados!, con miedo a tomar el toro por los cuernos, no quiero decir que no tengamos que llorar o sufrir, pero que ese llanto y ese sufrimiento, se transforme con la ayuda de Dios en llanto de alegría después de haber triunfado.

¡Feliz Domingo!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.


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