domingo, 21 de julio de 2013

Reflexión del 16° Domingo del Tiempo Ordinario.

LUCAS 10, 38-42

Marta, Marta, andas preocupada e inquieta con tantas cosas: sólo una es necesaria.

¿Que es la mejor parte?

Hola hermanos y hermanas, paz y bien.

Hoy la liturgia del día y las lecturas que escuchamos en la misa nos invitan a fijarnos más en lo esencial de la vida, en lo que es más importante, pues nos ha hecho creer que lo accesorio, lo superficial es lo más importante.

En la primera lectura y en el Evangelio de Lucas, que leemos este domingo nos habla de una muestra de caridad de varios personajes, es hospedar a quien esta de camino o viene de visita, pero estos personajes dan un sentido específico a este acto de caridad, veamos. En la primera lectura, es Abraham el personaje que ofrece a unos peregrinos hospedaje en su tienda, les ofrece agua para que se laven del camino fatigoso, les ofrece comodidad para descansar del camino, los atiende muy bien, y en premio recibe, sin  que él lo pida, la promesa de que tendrá un hijo, pues no podían tenerlo él y su esposa. El gesto de Abraham con estos hombres es sincero, no esperaba obtener algo de ellos a cambio de hospedarlos, pero su buena acogida hace que ellos (que eran mensajeros de Dios) le prometan una felicidad grande, ser padre. Y es que a veces cuando recibimos a alguien en nuestra casa, puede ser que recibamos ángeles o al mismo Jesús que nos visita.

En el Evangelio, también vemos este tema de la hospitalidad, Martha y María hospedan a Jesús, pero las dos tienen una actitud diferente ante Jesús, las dos lo reciben con alegría, con gusto, pero Martha sigue en los quehaceres de la casa, preocupada por tenerla muy limpia, arreglada, etc. Y María prefiere no hacer nada y estar con Jesús, lo escucha, lo atiende, esta con Él. Jesús elogia a María, sin desprestigiar a Martha, diciendo que “María escogió la mejor parte y que nadie se la quitará”, y es que estar con Jesús es la mejor parte, no solo estar con Jesús en la Misa, en la Iglesia, sino también en nuestro hermano o hermana enferma, aquellos que viven con nosotros y no les ponemos importancia.

He visto a muchos enfermos o ansíanos que viven con sus familiares, pero no son tomados en cuanta, no se les atiende bien, o se les deja solos aunque están con los familiares, se les aísla. Jesús esta con nosotros en estos hermanos y hermanas, le tenemos hospedado en nuestras casas, pero seguimos en nuestros quehaceres diarios y no le ponemos la atención que merecen. Si queridos hermanos y hermanas, Jesús esta en nuestras hermanos enfermos y ansíanos, en nuestros hermanos que sufren, que a veces viven en nuestras casas sin atención debida, como un objeto más o a veces como un objeto para que hablen bien de nosotros, que somos caritativos o almas de Dios, pero no les ponemos la atención que María le puso a Jesús.

Procuremos hermanos y hermanas que nuestras practicas de fe, piadosas, que nuestra vida diaria concuerde con nuestro obrar, solo así seremos “gratos a los ojos de Dios” como dice el salmo hoy, solo el que procede honradamente con su hermano y más con los enfermos se puede decir o designar seguidor de Cristo, pues “en nuestros hermanos enfermos esta su cuerpo sufriente”.

También pasa que cuando nuestros hijos o hijas adolescentes nos necesitan no les ponemos la debida atención y los adultos ocupados en las novelas o en las caguamas y el futbol no les damos la debida atención, me ha tocado que los niños llegan con sus papas para platicar de algo o quieren que les pongan atención, y el papa o la mama le dicen, espérate, no estes chin… y no les ponen atención.

Hoy es una invitación de Jesús a fijarnos que es lo más importante en nuestras vidas, que es lo que importa más en la vida diaria, que es lo que debe ir de acuerdo en nuestra vida cristiana, las dos actitudes de Martha y María son importantes, pero es claro que María escogió la mejor parte.

¡Animémonos hermanos y hermanas a escoger, nosotros, la mejor parte! 
¡Feliz domingo!

Fran Juan Gerardo Morga, OFMCap.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario