domingo, 22 de septiembre de 2013

Homilía del 25° Domingo del Tiempo Ordinario.




Del Santo Evangelio según San Lucas.

16,1: A los discípulos les decía:


—Un hombre rico tenía un administrador. Le llegaron quejas de que estaba derrochando sus bienes. 16,2: Lo llamó y le dijo: —¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuentas de tu administración, porque ya no podrás seguir en tu puesto.

16,3: El administrador pensó: ¿Qué voy a hacer ahora que el dueño me quita mi puesto? Para cavar no tengo fuerzas, pedir limosna me da vergüenza. 16,4: Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me despidan, alguno me reciba en su casa.

16,5: Fue llamando uno por uno a los deudores de su señor y dijo al primero: —¿Cuánto debes a mi señor?
16,6: Contestó:
—Cien barriles de aceite. Le dijo: —Toma el recibo, siéntate enseguida y escribe cincuenta. 16,7: Al segundo le dijo: —Y tú, ¿cuánto debes? Contestó: —Cuatrocientos quintales de trigo. Le dice: —Toma tu recibo y escribe trescientos. 16,8: El dueño alabó al administrador deshonesto por la astucia con que había actuado.

Porque los hijos de este mundo son más astutos con sus semejantes que los hijos de la luz. 16,9: Y yo les digo que con el dinero sucio se ganen amigos, de modo que, cuando se acabe, ellos los reciban en la morada eterna. 16,10: El que es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho; el que es deshonesto en lo poco, es deshonesto en lo mucho. 16,11: Si con el dinero sucio no han sido de confianza, ¿quién les confiará el legítimo? 16,12: Si con lo ajeno no han sido de confianza, ¿quién les confiará lo que les pertenece a ustedes?


16,13: Un empleado no puede estar al servicio de dos señores: porque odiará a uno y amará al otro o apreciará a uno y despreciará al otro. No pueden estar al servicio de Dios y del dinero.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario