sábado, 4 de febrero de 2017

¿COCINAS CON SABOR O SIN SABOR? - 5to. Domingo Ordinario.

Lee aquí las lecturas.

¿COCINAS CON SABOR O SIN SABOR?

Hola a todos, paz y bien.

Cuando cocinamos siempre le ponemos un toque a cada comida con algún condimento, con alguna verdura, con cualquier ingrediente. Incluso guardamos, a veces, los secretos de algunas comidas de generación en generación, incluso hay algunas familias que se distinguen por alguna comida en particular. A mi por ejemplo me saben mucho mejor los fréjoles que pruebo en las casas de ustedes, que los que hago en el convento, pero lo cierto es que el ingrediente que no debe faltar a cualquier comida es la SAL.

No se necesita ser un experto en cocina para saber que lo que le da el sabor a la comida es la sal, incluso cuando comemos en el hospital alguna comida de allí le hacemos el fuchi porque no sabe a nada, y cuando alguien cocina sin sal decimos que esa comida se parece a la del hospital. Pero, ¿se puede dar sabor a la comida con una sal que a perdido su sabor, una sal que se a vuelto sosa? Por supuesto que no, sabría la comida como a la del hospital. Así se puede comparar la vida del creyente, del cristiano que dice seguir a Jesús pero no «...parte su pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, cubre a quien ve desnudo y se desentiende de los suyos» - como dice la primera lectura - este se parece a la sal sin sabor, a la sal sosa que si se le hechas a la comida del mundo no sabe a nada. Cuanto nos hemos preocupado en la Iglesia por las "santas cosas" que se nos olvidan estas SANTAS COSAS.

Ahora que acaba de pasar el día del "consagrado", cuantos hay que se preocupan más por sus santidad que por la santidad de las almas, cuantos viven quejándose que la obra es grande para que digan que son humildes, cuantos viven mediocres su consagración acomodados en sus coches, en sus casas, sin ofrecer de verdad la vida, de partirse como se la partió Cristo por nosotros. Nos falta ser más valientes a todos los que formamos la Iglesia, nos falta estallar en bondad que en criticas a alguno que cae. 

Jesús, el Evangelio, es muy claro, no estamos para realizar cosas por abajo del agua, no somos sus seguidores para andar en las tinieblas, nos impulsa para que andemos como luz, como Él, LA LUZ DEL MUNDO. Si somos justos, respetuosos y generosos con los demás, a pesar de que estén mal, "Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor", nadie es luz cuando ataca, cuando responde con violencia, cuando no ayuda a los demás, cuando quiere construir muros, cuando critica, cuando desoye el clamor de su conciencia.

A veces decimos: ¿por qué Dios no me escucha, por qué no cumple con lo que le pido? la respuesta es muy sencilla y se encuentra en la primera lectura de hoy:
«Entonces clamarás al Señor y te responderá;pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”.Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia, cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía».
Si hermanos y hermanas, no pretendamos que Dios nos ilumine o sea el sabor de nuestras vidas si no hacemos lo que nos dice, no pretendamos dar cátedras si no nos reconocemos débiles y pecadores. Si queremos que nuestra vida tenga sabor, tenga sentido, hagamos lo que Jesús nos dice hoy: SEAN SAL Y LUZ DE LA TIERRA.

Fray Juan Gerardo Morga, OFM Cap.

















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