domingo, 16 de marzo de 2014

Homilía del 2do. Domingo de Cuaresma.

SEGUNDA LECTURA

DE LA SEGUNDA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A TIMOTEO 1, 8b-10

Querido hermano: Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según las fuerzas que Dios te dé. Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque antes de la creación, desde tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado por medio del Evangelio, al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal, por medio del Evangelio. 

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Muerte eterna o vida inmortal.

Que el Señor les conceda su paz, hermanos y hermanas, en este tiempo de cuaresma.

Pablo este domingo toca un tema relevante, y es que Jesucristo nos ha traído la vida en toda su dimensión, es decir, que el mismo Cristo es la gracia que nos viene del Padre, es la vida plena en este mundo y en el venidera.

El domingo pasado leíamos en la 1ra. lectura del Génesis el relato de la creación, la caída del genero humano simbolizado en Adán (barro, tierra) y Eva (aliento de vida, viviente). A veces podemos pensar que lo más grave al inicio cuando Dios empezó a crear fue el pecado, y que este pecado nos trajo la muerte, esto es cierto, pero recordemos que sobre todo que antes del pecado todo fue creado, incluso el genero humano, en gracia original, antes del pecado original existió la gracia original. Dios dispuso que todo fuera bueno, es lo que el Génesis nos dice, es decir, que todo tuviera el rostro de Dios, su amor, su compasión. Es esto a los que se refiere Pablo cuando dice: "Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque antes de la creación, desde tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia..." Podemos pensar que ser santo es solamente ser perfecto, ser puro, ser justo, sin embargo la santidad tiene que ver con las mismas características de Dios, ser amorosos, tener paciencia con los demás, ser compasivos.

Cuando Pablo habla de que "nos llamo a una vida santa" quiere decir, que nos llamó a vivir estas características de Dios, la más importante es la compasión o la misericordia. el Beato Juan Pablo II nos invitaba a reflexionar sobre la misericordia de Dios, incluso fue el primer Papa en instituir una fiesta dedicada a la misericordia de Dios, y esta característica esencial de Dios se trata de compadecerse con el que sufre, es de sufrir con la persona que la esta pasando mal, es solidaridad con el prójimo que nos necesita. Esta es la gracia que perdimos, nos llenamos de egoísmo, de soberbia y no nos abrimos a los demás, el pecado nos ha hecho insensibles, pero ahora que vino a nosotros Jesucristo, Dios nos ha devuelto la gracia original del Génesis, él es la gracia de Dios, él es, como dice el Evangelio, la luz que alumbra nuestras tinieblas, el es nuestra luz.

Si el pecado (separación de Dios, de su amor, de su compasión) nos trajo la muerte, Jesús que es la gracia personificada nos trajo la vida inmortal, es decir, la vida plena. Esto es lo que tenemos que anunciar, como dice Pablo al inicio "Querido hermano: Toma parte en los duros trabajos del Evangelio", pero este anuncio, este trabajo, no es fácil, se necesita valentía, perseverancia, humildad, pues somos siervos del Señor, a veces cuando hay una dificultad en nuestra comunidad, cuando hay chismes, lo primero que pensamos es en dejar de servir a la Iglesia, es dejar tirada la toalla, nos desanimamos. 

Hermanos y hermanas, tengamos claro que anunciar el Evangelio, no es solamente aparecer, pasarla bien, que todo sea bonito. Tengamos presente que los trabajos del Evangelio necesitan ser tomados con valentía, con coraje, con pasión, sino mejor ni meterse a anunciar, pues un o una desanimada no puede contagiar el Evangelio, alguien que le dice a los demás que seguir a Jesús es siempre fácil, siempre bonito, no ha entendido la vida cristiana, el seguimiento de Cristo. Tenemos que padecer con alegría, no solo estar alegres cuando nos va bien, tenemos que ayunar y estar alegres, pues si estamos con cara triste, larga somos hipócritas dice Jesús. Salgamos de la muerte, de "ser cristianos de museo", dice el Papa Francisco, y seamos cristianos con la esperanza en la vida inmortal que ya empieza aquí en esta vida.

No vivamos como muertos, como pecadores que no tienen remedio, porque eso es lo que quiere el maligno, vivamos como quienes poseemos la vida inmortal que nos ha dado Dios por medio de Jesucristo. Un cristiano, un grupo, una parroquia, una diócesis que no ha entendido la forma de anunciar el Evangelio no puede ser trasfigurada como Jesús, que irradia su luz a los apóstoles, dejémonos ser transfigurados por Dios, como lo fue Jesús en el Evangelio, dejemos que la luz del Evangelio (Jesucristo) llegue a todos los hombres, seamos luz para los hermanos, en especial a los pobres, los sin esperanza, los sin voz, sin techo, los que son excluidos por este sistema imperial del materialismo y del dinero. 

Animo en nuestro camino hacia la pascua, donde todos seremos resucitados, pidamos a Jesús que nos resucite de nuestra apatía, de nuestro desanimo, de nuestro letargo, de nuestro poso (pecado), de nuestra falta de compromiso, del protagonismo callado, escondido. No somos el Evangelio (Jesucristo), somos sus servidores, pero unos servidores alegres, audaces, llenos de vida inmortal.

¡Buen domingo, disfruten el puente!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.


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