martes, 22 de julio de 2014

Homilia del 15º Domingo Ordinario.

De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos. 8, 18-23.
 
Estimo que los sufrimientos del tiempo presente no se pueden comparar con la gloria que se ha de revelar en nosotros. La creación aguarda ansiosamente que se revelen los hijos de Dios.
 
Ella fue sometida al fracaso, no voluntariamente, sino por imposición de otro; pero esta creación, tiene la esperanza de que será liberada de la esclavitud de la corrupción para obtener la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
 
Sabemos que hasta ahora la creación entera está gimiendo con dolores de parto. Y no solo ella, sino también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, anhelando que se realice plenamente nuestra condición de hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.

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¿Por qué los mártires tienen el gran valor de morir por CRISTO?
 
 
Hola hermanos y hermanas, que el Señor les de su paz.
 
 
Hoy quiero hacerles esta pregunta sugestiva, pues en estos días el Papa Francisco ha declarado que "hay más mártires hoy que en tiempos de la Iglesia primitiva", cuando la Iglesia era perseguida. Hoy como en ese tiempo hay muchos mártires de los que casi no nos llegan noticias, pues no son noticia. ¿por qué no son noticia? Pues porque simplemente a la prensa amarillista no le interesa que mueran personas convencidas de sus convicciones hacia un hombre-Dios que ha cambiado la historia.
 
La respuesta a la pregunta del titulo esta en las primeras líneas de la lectura que leíamos hoy como segunda lectura: "Estimo que los sufrimientos del tiempo presente no se pueden comparar con la gloria que se ha de revelar en nosotros", esta es la gran convicción de muchos de nuestros hermanos que son perseguidos, humillados, torturados y, por fin, matados por otros hermanos que no comprenden que somos todos hijos de un mismo Dios. Es un gran valor el que se debe de tener para morir por causa de Cristo, este valor es dado por la fe tan arraigada en Jesús, por el ardiente amor con que se vive esta fe y con la firmísima esperanza de tener vida plena con Jesús, aquí en la tierra como en la eternidad. Estos hermanos, que ahora están dando testimonio (mártir) de Cristo, no escatiman nada pues tienen la fe puesta en Dios; ¿Cuánta es nuestra fe? ¿en realidad confiamos plenamente en Dios? ¿recordamos las palabras de nuestro Maestro, cuando nos habla de las persecuciones?
 
Estos hermanos nuestros que sufren en Iraq, Siria, Medio Oriente, Ucrania, han tomado en serio lo que Jesús nos aseguro: "quien pierda su vida por mi, la encontrará", nosotros ¿seremos capaces de creer las palabras del Señor con tal valentía hasta entregar la vida?. Hermanos y hermanas, les invitó a creer en las palabras de Jesús, pues estas nos darán esperanza mientras esperamos su retorno, no se ha manifestado lo que seremos, como dice san Pablo, pero si creemos en las palabras del Señor tendremos como una luz, una idea de lo que seremos, esto lo han contemplado tantos hermanos y hermanas mártires de Cristo.
 
Todo sufre hoy; pues no reconoce a Jesús como Señor de la historia. Todos sufren, gimiendo con dolores como de parto, porque no tienen a Dios, se alejan de Él, lo sacan de sus vidas, o lo tienen según y van al templo pero siguen criticando, siguen en sus mismas costumbres erradas, siguen sin convertirse al Señor de corazón. Ya no hagamos más mártires con nuestra lengua, como dice Jesús, no hablemos mal del hermano o la hermana, pues si hablamos mal es como si lo matáramos, bien-digamos de los demás y seremos una Iglesia que demos testimonio como estos mártires de hoy, pues mientras están leyendo están muriendo hermanos por Cristo.
 
Seamos todos mártires (testimonio) de Cristo, con nuestra vida diaria y si es necesario con la vida, ellos entregan su vida hasta derramar su sangre y morir, nosotros la entregamos en el día a día hasta derramar sudor y lagrimas para morir a nuestro orgullo, egoísmo, pues nadie a ha dicho que no cueste. Un abrazo y animo en nuestro camino hacia el Cielo, "anhelemos, como dice san Pablo, ha que se realice plenamente nuestra condición de hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo".
 
¡¡¡Buen domingo y un abrazo fraterno a todos!!!
 
Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.
 
 


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