sábado, 13 de diciembre de 2014

Homilía del 3er. Domingo de Adviento.

Lectura del libro de Isaías 61,1-2a.10-11.

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor. 

Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.

"DESBORDO DE GOZO EN EL SEÑOR"

Hola hermanos y hermanas, paz y bien.

Es difícil definir de donde nos viene la alegría, y si lo que decimos que es alegría lo es en verdad. Incluso un payasito, el experto en risa, lo podemos ver feliz, muy risueño, pero en realidad ¿es feliz? Por eso quiero referirme a la alegría en tres puntos que les propongo.

1. La alegría debe ser un distintivo del cristiano.


Sin duda que un cristiano tiene que ser alegre, pero la causa de su alegría es Jesús. El encontrarse con Jesús cada domingo, cada día en sus hermanos es lo que le da esa alegría, una alegría que contagia. Una alegría serena, no una alegría que explota como la risa del payasito casi a la fuerza o por el chiste que cuenta. Una alegría que perdura a pesar de que no siempre se puede estar a carcajadas. Una alegría que se nota en el solo semblante de la cara.


La verdadera alegría esta, decía el santo de Asís, no en las cosas superficiales, no en las buenas situaciones, sino en aquellas situaciones difíciles en que podemos reír también de alegría, donde sabemos descubrir que mucho perdemos si nos enojamos en esa situación que no podemos manejar pues esta fuera de nuestras manos. La alegría que nace de un corazón que reconoce sus faltas y que toma con humor este reconocimiento. La alegría que nace en servir desinteresadamente a los demás y más a aquellos que no te pasarán.

2. Salimos al encuentro de Jesús que ya llega con nuestras buenas obras. 

Cuando Isaías habla del "traje de gala o el manto de triunfo" no hace más que hablar de las buenas obras, que también son causa de la alegría del cristiano. Pero a diferencia de lo que pensamos es Jesús que nos trae a la conciencia, a la inteligencia, por medio de su Espíritu Santo la inspiración de hacer estas buenas obras, de tal forma que de Él todo procede. Pues Dios es bueno de el viene también lo bueno del hombre.

Por eso cuando pensamos que hacemos cosas buenas gracias a nosotros mismos, y hasta nos creemos mejor que lo demás no esta bien. Pues el que es bueno es Dios y la bondad que hay o pudiéramos realizar como individuos viene de Dios. Perdón que vuelva a mencionar a mi santo fundador, pero es fascinante, san Francisco decía a los hermanos: " toda la bondad (las obras buenas) que ven en mí vienen de Dios, lo único que es mio son mis propios pecados, esto es todo de lo que me puedo gloriar".

3. La venida de Jesús es una invitación a tomar parte en el misterio de la redención de los hombres. 


Sin duda que Jesús es quien viene a salvarnos, incluso el nombre Jesús quiere decir "DIOS SALVA", pero nosotros como sus seguidores, como sus continuadores somos también continuadores de la redención realizada por Jesús, y necesitamos seguir anunciando que DIOS SIGUE SALVANDO hoy, que nos sigue amando a todos sin importar cuan grande sean nuestros pecados, cuan complicadas sean nuestras situaciones. 

Esto que les digo lo dice claramente Isaías cuando dice en esta lectura: "Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor". Seguro que este se cumple en nosotros pues todos los bautizados, todos los que somos parte de Jesús hemos recibido el Espíritu de Dios, es decir, "el Espíritu del Señor esta sobre nosotros".

No nos quedemos en nuestros laureles, "hagamos lio" como dice Francisco. Tengamos el arrojo, el valor de proponer a nuestros pastores ir a los alejados, servir a la Iglesia que esta en las periferias, de apoyar para ser una mejor colonia, una mejor ciudad, un país mas justo. No como un creyente adormecido o voluble, que puede manipular telerisa o teleseca, sino un creyente con fe adulta, con sentido critico bien formado.

¡¡ Que nuestro gozo sea la venida en nuestra carne del mismo Dios !!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

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