domingo, 21 de junio de 2015

Homilía del DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO.


Del libro de Job 38,1.8-11



El Señor habló a Job desde la tormenta: «¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando salía impetuoso del seno materno, cuando le puse nubes por mantillas y nieblas por pañales, cuando le impuse un límite con puertas y cerrojos, y le dije: "Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas"?»


"Después de la tormenta viene la calma"


Hola a todos, paz y bien.

Hay muchas cosas en la vida presente, por las cuales es muy fácil perder la fe. Pero sin duda la ocasión más fácil se da cuando hay una tormenta, y no hablo de las tormentas de lluvia o de nieve, sino de las tormentas al interior de la Iglesia o al interior de cada persona bautizada o no, que nos hacen desanimarnos o voltear a ver a experiencias pasadas, tal vez a sobre vivir en la tormenta con una actitud mediocre, aguantando por aguantar. Pero el momento de la tormenta puede hacernos caer en una crisis de fe o en un crecimiento de la misma, incluso recuperar la fe, es decir, la confianza en Dios.

Muchos hermanos y hermanas en el mundo y al interior de la Iglesia no están de acuerdo con la apertura del Papa Francisco, y los más conservadores incluso piensan que  esta es una tormenta que acecha a la barca de Pedro y que hay que salvarla, pero son ilusos pues el único que puede poner fin a "la supuesta tormenta" es Dios, como lo constata el Evangelio de hoy. Muchas veces queremos tomar el lugar de Dios, nos sentimos poderosos, nos sentimos que podemos solos, que no necesitamos de Dios; esta es la actitud de quien no necesita o no cree necesitar de Dios. Yo creo firmemente que el Papa esta siendo iluminado por el Espíritu Santo y que los cambios, las actitudes que esta cambiando en las personas son fruto de la oración, de los gestos, del amor a la Iglesia, y son ilusos lo que quieren acabar con sus reformas, pues si es de Dios lo que esta llevando a cabo están en contra de Dios, pues el que le asiste es el mismo Dios.

A nivel personal es más fácil pedir ayuda frente a la tormenta, como es el caso de Job, quien acude, como los apóstoles de Jesús en el Evangelio, casi a gritos y Dios le responde que así como tiene poder frente a una tormenta en el mar, así tiene el poder de ayudarnos en las tormentas existenciales y que solo basta clamar a Él, reconociéndose cada uno como limitado, como necesitado de ayuda, en una palabra en un ser humano y no un dios que no necesita, recordemos que somos criaturas y que necesitamos del Creador. Pero no lo recordemos solo en situaciones limite, en situaciones dificiles, sino también en la vida cotidiana.

Pero una tormenta en todos los sentidos es un signo de que "después de la tormenta viene la calma", no hay que valorar las tormentas solo en sentido negativo. Yo creo que las tormentas son necesarias e incluso buenas en la vida, no dejan de ser dificiles en el momento en que están sucediendo, pero después de algún tiempo uno se da cuenta que si esta o aquella tormenta no hubiera pasado por la vida no hubiéramos crecido. Si hermanos y hermanas, las tormentas en el colectivo social o a nivel personal sirven para crecer, no tengamos miedo de enfrentarlas y volver a empezar de nuevo. Después de que pasa un tornado o un huracán todo queda devastado. pero en ocasiones queda mucho mejor los lugares después de estos acontecimientos, incluso todo se hace previendo futuras tormentas o tomando las medidas necesarias para que el siguiente huracán no nos sorprenda o nos haga el mismo daño.

Creo que Jesús nos invita hoy a confiar más en Él y en su Padre, a tener fe y a acrecentar la fe. No podemos ir por el mundo sin fe. Pues todas las tormentas nos parecerán muy grandes, muy fuertes, que no podremos sobreponernos después de que pase. Incluso nos parecerá que la tormenta es más fuerte que Dios, que las dificultades de la vida son más fuertes que uno mismo y que no pueden resolverse, solo si tenemos fe podemos levantarnos, incluso salvarnos aún después de la muerte física. No tengamos miedo y no nos quedemos paralizados por ello, sino que con confianza avancemos por el mar de la vida, pues aunque hayan tormentas "Dios esta con nosotros" (Emmanuel)

¡Buen domingo, Dios les conceda la paz!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

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