martes, 14 de julio de 2015

Homilía del DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO.

Del libro del profeta Amós 7,12-15.


Después, Amasías dijo a Amós: "Vete de aquí, vidente, refúgiate en el país de Judá, gánate allí la vida y profetiza allí. Pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque este es un santuario del rey, un templo del reino".
Amós respondió a Amasías: "Yo no soy profeta, ni hijo de profetas, sino pastor y cultivador de higos; pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: 'Ve a profetizar a mi pueblo Israel'.

¡NADIE MERECE A DIOS!

Hola hermanos y hermanas, paz y bien.

Es muy común que cuando uno esta en un grupo de Iglesia, en la vida consagrada, en el seguimiento de Cristo. Inclusos cuando solamente viene uno a Misa a veces se desanima pues la fe no corresponde a la vida, porque aunque no te lo digan parece que te corren, como lo hicieron con el profeta Amós. Sin embargo tenemos que reconocer como el profeta, que no estamos en el seguimiento de Cristo por los demás, ni por méritos propios, ni porque seamos los "buenotes", sino porque Él nos ha llamado aún con nuestros errores y así ha llamado a tantos hermanos que están como cada uno, en camino.

Es muy feo cuando alguien en el camino de la vida cristiana, con una actitud con una palabra, con la misma vida aleja a otros hermanos que quieren seguir a Dios con rectitud de intención. Cuando algún hermano o hermana tienen más preocupación de seguir la ley con rigorismos y no les interesa la persona. Cuando alguien se desentiende de lo que dice la palabra de Dios cuando viene a Misa y dice: "como no vino tal o cual persona para que oyera". O cuando vas a la Misa y hay un padrecito que siempre dice lo mismo, uno dice: "ya se lo que va a decir" y ya no le ponemos atención al mensaje, se parece a Amacías, es decir, no acepta al profeta y el mensaje de Dios que trae su mensajero.

Es fácil desanimarse cuando no se tiene los ojos fijos en Jesús, hay muchos hermanos y hermanas que salen de la vida consagrada, del grupo de la parroquia, de los ambientes de la Iglesia porque no tienen los ojos fijos en Jesús. Si descubres cada día que es Dios quien te llamó y por quien tiene sentido estar a su lado, cerca, con Él, no habrá ningún mal ejemplo que te desanime, ninguna mala palabra que te digan, incluso si no quieren escucharte como mensajero de Dios. Dios tu Padre es el que te ha llamado a seguir las huellas de su Hijo, no estas por la comadre que te invito, aunque le estes agradecido, no estas porque eres buena gente, sino porque quieres ser cada día mejor persona, no estas porque el Sacerdote te pidió ayuda, no te sientas importante o indispensable, es CRISTO que nos ha llamado, es ÉL quien nos sostiene, por ÉL estamos en su Iglesia. Nadie merece a Dios, nadie merece estar en su presencia, pero Él no tiene problema por juntarse o recibirnos pues nos ama, los traumados por los merecimientos, por el honor, por la fama, por la importancia somos nosotros.

Ojala cada uno seamos conscientes de que somos profetas de Dios por pura misericordia y no por merecimientos, solo así no nos creeremos o no nos desanimaremos cuando nos hagan de menos, cuando nos corran y nos hagan de menos no nos sentiremos heridos, con ganas de salir corriendo como mártires. Solo así seguiremos a Jesús con una fe madura, que sabe cargar la cruz, que sabe asumir los opuestos, los problemas, las rivalidades por amor a Dios. ¡Un abrazo y buen domingo!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

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