domingo, 19 de julio de 2015

Homilía del DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO.

Del libro del profeta Jeremías, 23, 1-6.


¡Ay de los pastores que dispersan y extravían las ovejas de mi rebaño! —oráculo del Señor—. Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel, a los pastores que pastorean a mi pueblo: Ustedes dispersaron a mis ovejas, las expulsaron, no se ocuparon de ellas; yo, en cambio, me ocuparé de ustedes y castigaré sus malas acciones —oráculo del Señor— 

Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas en todos los países adonde las expulsé, las volveré a traer a sus pastos, para que crezcan y se multipliquen. Les daré pastores que las pastoreen: no temerán, ni se espantarán, ni se perderán —oráculo del Señor—. Miren que llegan días —oráculo del Señor— en que daré a David un retoño legítimo. Reinará como rey prudente, y administrará la justicia y el derecho en el país; en sus días se salvará Judá, Israel habitará en paz, y le darán el título Señor, justicia nuestra.



¿QUE ES UN BUEN PASTOR?

¡Hola paz y bien a todos y todas!

Muchas veces nos referimos a Jesús como un buen pastor, pero lo cierto es que Él es el único BUEN PASTOR, todos los demás a quienes nos referimos como pastores (en el ámbito católico o protestante), incluso un servidor que es sacerdote, tratamos o nos esforzamos por ser lo mejor posible como el BUEN PASTOR. Pero, ¿qué es un pastor o un buen pastor?

Hay que decir que cuando Jeremías se refiere a los pastores, no se refiere a los sacerdotes de su tiempo, y menos aún a los de ahora, sino a los que guiaban al pueblo, a los que lo representaban, como son los reyes, y es que desde David (el Rey) adquirió el reinado la figura del pastor, pues David era pastor de ovejas, así todos los que siguieron como reyes después de David se les llamaba pastores (rey) que eran servidores del pueblo de Dios. Hoy podríamos decir que los pastores son los servidores públicos, los gobernantes, pues sirven al pueblo, pero por desgracia se sirven a ellos mismos, un buen pastor seria el que se ocupa y preocupa de los demás, de su pueblo.

Pero podríamos decir que cualquier dirigente, los padres de familia, los encargados de un grupo de personas, los maestros, los patrones en las empresas, los lideres carismáticos o no, los sacerdotes, los que dirigen una iglesia, son pastores, pero habría que preguntarnos ¿Soy buen pastor en el ámbito en que me encuentro? ¿Actuamos con justicia, promovemos la paz?, y la respuesta la tendríamos que dar viendo como en un espejo al BUEN PASTOR, a Jesús. Contemplándolo con los ojos de la fe, con los ojos bien abiertos, y sino somos buenos pastores, hay que tener la valentía de esforzarse, de atreverse a serlo.

Cuando el padre de familia no cumple con sus hijos, cuando el dirigente no vela por los intereses de quienes representa, cuando el encargado se cree muy poderoso y trata mal a los demás, cuando los patrones de las empresas se preocupan más por el dinero que ganan que en las personas que trabajan con él, cuando los lideres de opinión no informan críticamente y tergiversan las cosas, cuando el sacerdote se sirve a si mismo o no escucha a los demás para tomar decisiones en la Iglesia, cuando un pastor evangélico solo vela por su familia o por sus intereses, no deberían llamarse pastores o buenos pastores. Para salir de estos vicios y para ser un verdadero pastor hay que ver al que es el BUEN PASTOR, y estas son sus características, según el Evangelio de hoy: la primera es la COMPASIÓN, cuando un pastor no le mueve la compasión por su pueblo, por los suyos, por los que representa, se vuelve indiferente, no le importa lo que pasan los más desfavorecidos, se impermeabiliza. La segunda es ENSEÑAR CON PACIENCIA, cuando una pastor, llámese padre de familia, patrón, dirigente, encargado, catequista, sacerdote, maestro, pastor, gobernante, no enseña con paciencia quiere decir que ha perdido su memoria, no recuerda que fue sacado del mismo pueblo que enseña, no recuerda que hizo padecer a sus padres, no recuerda su origen, no recuerda que si Dios le ha puesto en tal o cual puesto es para servir, incluso la palabra pastor lo dice todo, servidor.

Tengamos la valentía de cambiar con nuestras actitudes esta realidad en que vivimos, nos faltan muchos pastores según el corazón de Cristo, según el corazón del Padre del cielo que es nuestro gran pastor, el siendo Dios nos enseña la actitud del BUEN PASTOR: "no vino para servirse, sino para servir, es compasivo, da la vida por sus ovejas, guía a sus ovejas hacia praderas verdes".

¡Buen domingo hermanos y hermanas!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

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