DIVORCIO DE VIDA.
Por Fray Juan Gerardo Morga.
Este domingo el tema principal es
el divorcio. Cuando hablamos del divorcio pensamos rápidamente que se trata de
dos personas casadas que después de un tiempo por la incomprensión de uno y
otro llegan a separarse. Es correcta la noción que tenemos del divorcio, sin
embargo antes de que se de un divorcio, se ha dado un divorcio personal en el
interior de las personas, incluso el divorcio se puede aplicar a personas
casadas o no, veamos de que se trata esto que digo.
Sin duda el divorcio se da por la
incomprensión en el matrimonio, o porque alguno de los esposos es incompetente
para mantener una relación estable, pero la mayoría de los divorcios se dan por
la separación o incoherencia de las personas, es decir, la persona dice una
cosa pero hace otra. Por ejemplo, dice el esposo que quiere mucho a su esposa,
pero tiene una o dos amantes; o la esposa dice que ama tanto a su esposo que es
capaz de cualquier cosa, sin embargo cuando hay una dificultad no tan fuerte
como la infidelidad quiere la separación. Sin duda divorcio quiere decir
separación, separación entre dos cosas, dos personas, dos situaciones que deben
ir juntas. Cuando el divorcio o la separación se ha efectuado en dos personas,
como decía al inicio, ya se ha efectuado antes una separación en la persona, es
decir, ya ha habido un divorcio en sus interés, en sus sentimientos, en su
forma de llevar su matrimonio, y la otra persona intuye y se da cuenta de esto
cuando dice “nada es como antes”.
Estamos hablando de matrimonio,
pero al entrar en el contexto individual, también los consagrados, que no se
casan, caben aquí, o los que no se han casado aún. Me refiero a la incoherencia
de vida. Un religioso o consagrado, sacerdote, laico comprometido, puede ser
muy piadoso en el templo y sin embargo no lo es en los ambientes en los que se
desenvuelve cotidianamente, puede creer y ser muy devoto a la Eucaristía, sin
embargo no puede descubrir en su hermano que Dios esta tan presente como lo
esta en la Eucaristía, puede ser un hombre o una mujer orante, sin embargo
puede actuar de una manera no muy evangélica. También puede haber divorcio en
el ambiente político, por ejemplo, un político puede prometer muchas cosas a la
población para que voten por él, sin embargo cuando esta en el poder se olvida
de los compromisos que hace.
En nuestra propia vida también
tenemos varios divorcios, decimos una cosa, pero hacemos otra. Cuando nos
comprometemos a cosas y no cumplimos, también cuando queremos a alguien,
pero no queremos el compromiso que
conlleva el amor.
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