sábado, 26 de septiembre de 2015

Homilia del XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO.

Del libro de los Números. 11, 25-29.


El Señor bajó en la nube y habló a Moisés; tomó parte del espíritu que había en él y se lo pasó a los setenta ancianos. Cuando el espíritu de Moisés se posó sobre ellos, comenzaron a profetizar, pero esto no volvió a repetirse. Dos de ellos se habían quedado en el campamento, uno se llamaba Eldad y otro Medad. Aunque estaban entre los elegidos, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu vino también sobre ellos y se pusieron a profetizar en el campamento. 



Un muchacho corrió a decir a Moisés: «Eldad y Medad están profetizando en el campamento.» Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino diciendo: «¡Señor mío, Moisés, prohíbeselo!» Moisés replicó: «¿Tienes celos por mí? ¡Ojalá que todo el pueblo profetizara y el Señor infundiera en todos su espíritu!»


¿QUIÉN PUEDE SER PROFETA?

Hola hermanos y hermanas, paz y bien.

Desde el bautismo todos somos sacerdotes, reyes y PROFETAS, es decir, todos podemos sacrificarnos, entregarnos a Dios en los hermanos (sacerdotes), todos estamos para servir a los demás (reyes) y sobre todo todos estamos llamados a ANUNCIAR el EVANGELIO y DENUNCIAR las injusticias (PROFETA), pero no todos estamos dispuestos a profetizar ya sea por que no queremos pasar por dificultades o ya sea porque somos invadidos, como Josué y Juan, por los celos porque otros lo hacen mejor que nosotros que estamos constituidos como profetas.

El Espíritu de Dios llega a todos, sopla donde quiera y donde quiere, es una gran tentación creernos poseedores del Espíritu o que somos los únicos que tenemos derecho de ser profetas. Cuando un sacerdote esta teniendo esta tentación él solo quiere hacer todo, no delega, quiere siempre ser el protagonista o no escucha las diferentes opiniones; cuando un religioso tiene esta tentación no se deja llamar la atención, no se deja corregir, pero es muy severo cuando corrige, cuando algo sale mal; cuando un laico tiene esta tentación se encierra en el legalismo, en el deber ser, no permite por su estreches que otro hermanos formen parte de los grupos, pues no están casados por la Iglesia, porque no piensan como él, porque piensa que la Iglesia es un club de buenos y tiene por malos a los que no se cuadran a sus reglas.

Esta tentación la podemos evitar con la actitud que nos menciona muy a menudo el papa Francisco, "que la Iglesia tiene que tener siempre las puertas abiertas y estar siempre en salida", no nos creamos como dignos o poseedores un poder único, no nos constituyamos jueces de los demás. Al aceptar que los demás pueden tener mejores ideas que nosotros, que pueden dar mejores homilías con la vida diaria, que pueden tener mejores planes, que los alejados pueden ayudar a cambiar el rostro de Cristo en su Iglesia estamos abriéndonos, cuando valoramos la labor que hacen las otras iglesias o grupos religiosos en nuestros ambientes estamos saliendo de nosotros mismos y evitamos la tentación de sentirnos los únicos que pueden ser profetas. Cuando nos alegramos de los logros de otros hermanos, y no nos ponemos celosos, entonces estamos superando la tentación de creernos lo únicos.

Cuando escuchamos el dolor de los padres que pierden sus hijos, como los 43 de Guerrero, México; cuando nos unimos en el  repudio a la represión de gobiernos arbitrarios, cuando nos unimos ante las injusticias de las instituciones de procuración de justicia, cuando hablamos con valentía de los problemas de los pobres y damos solución a sus más esenciales derechos como vivienda, trabajo y tierra, estamos siendo una Iglesia en salida y una Iglesia de puertas abiertas. No tengamos miedo de ser profetas, estemos conscientes que la profecía no es solo anunciar, sino también denunciar lo que no es correcto ante Dios, si seguimos a Jesús corramos con su misma suerte.

¡Que Dios nos ayude a ser profetas valientes, no celosos, del anuncio del Evangelio y de la denuncia justa a favor de los más débiles! FELIZ DOMINGO.

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario