martes, 17 de noviembre de 2015

Homilía del MARTES XXXIII del TIEMPO ORDINARIO.


"Un cristiano es pecador pero no puede ser corrupto" 
PAPA FRANCISCO

La primera lectura de hoy y el texto de evangelio hablan de Eleazar y Zaqueo, dos hombres muy distintos. El primero era un anciano honrado y honorable que no "quiso comer carne inmolada a los ídolos y prefirió morir antes que renunciar a su fe", aunque algunos de sus amigos le ofrecieron poner carne licita para salvar la vida, pero eso sería ser corrupto y Eleazar prefirió la muerte antes que ser corrupto. El segundo hombre era un corrupto de primera, robaba como muchos políticos de hoy o como algunos sacerdotes de la Iglesia (me duele decirlo pero así es), pero su encuentro con Jesús le hace cambiar y hacer un giro grande en su vida. Cada uno de nosotros somos pecadores -dice el Papa- pero no podemos ser corruptos, es decir, todos le fallamos a Dios y a los hermanos, todos somos débiles pero no podemos quedarnos quietos o indiferentes ante los propios pecados, aveces tenemos pecados y no nos confesamos luego o hacemos que somos unos santos y estamos podridos por dentro, somos corruptos, como una persona que muere que se corrompe el cuerpo a tal punto de que se pudre. 

Todos somos pecadores pero no podemos ser corruptos, hacer como que no pasa nada, como que somos santos y somos sepulcros blanqueados. Ayer el ciego decía a Jesús: "Hijo de David, ten compasión de mi... haz que vea"; ahora Zaqueo le dice que "venderá todo lo que tiene y dárselo a los pobres y restituirá tres veces más a los que robo"; esto que Zaqueo hace es signo de que quiere una verdadera conversión en su vida y Jesús le dice que la salvación llega a su casa. ¿Que estas dispuesto hacer para dejar de ser corrupto? ¿Crees que estas perdido o tienes esperanza? ¿quieres ser mejor o quieres seguir siendo el mismo de siempre? Los políticos están tan acostumbrados a los corrupción, los policías están tan habituados a la mordida y nosotros consideramos más facil en darles un billete de 200 pesos que todos pensamos que todo esta perdido, pero lo cierto es que aún hay esperanza, Dios nunca pierde la esperanza en sus hijos, en nosotros. No defraudes a Dios y más aun no te defraudes a ti mismo.

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