|
Cuando
terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las
redes". Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche
entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes".
Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a
punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca
para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas,
que casi se hundían.
En
ocasiones el miedo no nos deja actuar, no queremos realizar cambios en nuestra
vida, porque tenemos miedo al que
dirán, tengo miedo de entregar la vida a Dios para servirle en los hermanos,
porque no se que pasará en el futuro con mi vida, tengo miedo de salir de mi
casa por tantos peligros que hay fuera, etc. Pero cada vez que el miedo nos
paraliza nos hace infelices. Hay muchos símbolos que quiero compartir con
ustedes en este trozo Evangelio.
Jesús
se encuentra en medio de dos mareas; por una parte la multitud que no lo
dejaba siquiera respirar, porque “se amontonaba alrededor” suyo; y por otra la
marea del lago de Genesaret. En ocasiones también nosotros experimentamos esto
que Jesús experimentó, nos sentimos como entre la espada y la pared, no
hayamos soluciones contundentes sobre algún problema que estamos pasando,
Jesús nos enseña que debemos de tomar distancia de estas dos mareas y subirnos
a la barca, a la barca del silencio, de la tranquilidad, no hay porque
desesperar o tener miedo ante una situación o una decisión en la vida, pero
hay que tomar en cuenta que siempre necesitamos un espacio para
tranquilizarnos y luego tomar una decisión, no podemos tomar una decisión si
no estamos en paz. Otra cosa que enseña Jesús con su misma vida, es que
tenemos que pedir ayuda, los demás hermanos no pueden adivinar que es lo que
ocupamos, tenemos que ser humildes y pedir ayuda.
El mar, las aguas profundas,
siempre han causado temor en nosotros los hombres, y es que más bien tenemos
miedo de enfrentarnos a lo desconocido, a lo que no hemos experimentado, es
muy contradictorio lo que pasa con la generación actual, quiere experimentar
todo, pero cuando se trata de Dios todos huyen, porque piensan que Dios les va
a coartar la libertad, y es al contrario, con Dios
experimentamos todo y somos más libres.
Jesús dice a Simón, “Duc in altum”, es decir, “navega mar adentro”, y Simón experto en la
pesca le dice a Jesús, pero Señor, te la bañas, como que vamos a volver, si
llevamos toda la noche y no hemos pescado nada
–bueno palabras más, palabras menos– “pero si tú lo dices, echaré las redes”. Lo que pasa después es pura
admiración, pues la pesca que lograron casi rompía las redes, tuvieron que
llamar otra barca y las dos barcas estaban a punto de hundirse por la pesca
abundante. Pero de inmediato aparece el miedo, expresado en lo que dice Simón:
"Aléjate
de mí, Señor, porque soy un pecador", muchas veces pensamos que estamos lejos de
Dios, que Él no nos escucha, incluso cuando vemos a una monjita o un
padrecito, le decimos que pida por nosotros “pues están más cerca de Dios”.
En realidad queridos hermanos y hermanas
todos estamos cerca de Dios, Él esta en nuestro interior, esta de nuestro
lado, es “Dios con nosotros = Emmanuel”, es un Dios-persona con quien podemos
hablar como con un amigo, esta cuando tenemos dificultades, esta cuando
queremos emprender algún cambio en nuestra vida, pues es el Dios-cambio, el no
es un Dios aburrido, que quiere vernos aburridos o tristes, es un Dios alegre.
Tenemos que meditar este evangelio y escuchar también nosotros, como los
apóstoles, "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres",
y como ellos dejarlo todo por seguir a Jesús, pues la vida cristiana, el ser
cristianos de verdad es seguir las huellas de Jesucristo, no necesitamos parecernos
a Él físicamente, ni copiar todas sus actitudes o palabras, tenemos que seguirlo con nuestra
propia forma de ser, con nuestras debilidades, con razón le dice a Simón –después que lo
elige– “tu eres Simón, pero ahora te llamaré Kefas, es decir, piedra o Pedro”.
Dios nos da los medios, él nos confirma en la fe, y nos dice que confiemos en
él, que rememos mar adentro, al mar desconocido de lo que somos y lo que es
Él. No tengamos miedo de experimentar a Dios en nuestras vida, dejemos viejos
rencores con Él, por el mal ejemplo de los hermanos, porque soy un gran
pecador –todos somos pecadores–, rememos hacia lo desconocido, pues es allí
donde esta Dios, nos espera siempre y quiere que seamos felices. Y les digo
como el Beato Juan Pablo II: …“no tengan miedo queridos Jóvenes a entregar su
vida a Dios, pues el no quita nada y lo da todo”.
¡¡¡Confiemos en Dios y “DUC IN ALTUM”
hermanos y hermanas, echemos fuera los miedos!!!
Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario