sábado, 24 de enero de 2015

Homilía 2º Domingo del Tiempo Ordinario

Del segundo libro de Samuel. 3. 3b-11. 19.


Samuel estaba acostado en el santuario del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó:
   —¡Samuel, Samuel!
   Y éste respondió:
   —¡Aquí estoy!
Fue corriendo adonde estaba Elí, y le dijo:
   —Aquí estoy; vengo porque me has llamado.
Elí respondió:
   —No te he llamado, vuelve a acostarte. 
Samuel fue a acostarse, y el Señor lo llamó otra vez. Samuel se levantó, fue a donde estaba Elí, y le dijo:
   —Aquí estoy; vengo porque me has llamado.
 Elí respondió:
   —No te he llamado, hijo; vuelve a acostarte. 
Samuel no conocía todavía al Señor; aún no se le había revelado la Palabra del Señor. El Señor volvió a llamar por tercera vez. Samuel se levantó y fue a donde estaba Elí, y le dijo:
   —Aquí estoy; vengo porque me has llamado.
Elí comprendió entonces que era el Señor quien llamaba al niño,
 y le dijo:
   —Anda, acuéstate. Y si te llama alguien, dices: Habla, Señor, que tu servidor escucha.

Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y lo llamó como antes:
   —¡Samuel, Samuel!
Samuel respondió:
   —Habla, que tu servidor escucha.

Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.


HABLA, QUE TU SIERVO ESCUCHA.

Hola hermanos y hermanas, Paz & bien.

En este segundo domingo del tiempo ordinario, el tema de las lecturas que escuchamos en la misa es la llamada que Dios hace a cualquier persona para ayudarle en la extensión de su Reino. Sin embargo quiero hacer notar las formas de respuestas que hacemos de Dios, pues la llamada es de Dios y es casi en todos los casos igual, con un gran amor de parte de Dios por la persona que llama y no se fija de sus limitaciones, pues Él es el que da las fuerzas y la gracia para realizar la misión. 

Respuesta del distraído: se parece a Samuel, el muchacho distraído que hace caso a diversas voces que se le presentan y no sabe distinguir la llamada de Dios en su vida. estas voces no siempre son sonoras, o no se pueden escuchar siempre con los oídos físicos; un ejemplo de voces distintas a las de Dios es el facebook, por estar horas y horas en esta red social no tenemos tiempo para reflexionar, para hablar con Dios como con una persona querida, que se le tenga confianza. Esta respuesta es muy típica entre los jóvenes o los que llevan poco sirviendo en algún apostolado.

Respuesta del que le da largas a Dios. Es aquella persona que se ha dado cuenta que Dios le esta llamando pero su respuesta no es pronta, o se hace que la "virgen le habla!", es decir, su respuesta es si pero todavía no, es una respuesta algo escatológìca. En los servidores en los grupos de la parroquia son personas con muchos dones, pero dicen que no pueden, que son muy poca cosa, son inseguros y no quieren hacerse responsables de los retos que implica decirle "Si" a Dios.

Respuesta del "importante". Es el que quiere que Dios ande de tras de el, que le tome parecer siempre, que siempre le diga que hacer. La respuesta de esta persona es algo parecido cuando le hablas a alguien y hace como que no se da cuenta que le llamas, o dice: "¿es a mí?. Es aquel servidor que le gusta que lo anden arriando, que no tiene iniciativa propia, que le gusta aparecer o se siente con más conocimiento que todos los demás. Es aquel servidor que se hace la victima pero en realidad es el victimario, le gusta que le rueguen.

Respuesta del desanimado. Este tipo de personas responden a Dios inmediatamente después de escuchar su llamada, pero al darse cuenta de lo que implica el llamado y su respuesta se desaniman. Estos servidores se desaniman de todo, son celosos, sentidos, no aguantan el peso de la responsabilidad y quieren dejarlo todo por nada. Se quejan de todo, piensan que solo su opinión es valida. Es el servidor que sirve a Dios, pero a medias, pues siempre se queja, no se entrega completamente.

Respuesta del "seguro". Es aquel que se da cuenta de la llamada de Dios sin tanta distracción, es decir, su capacidad para discernir es casi perfecta. Pero tanta seguridad es también su mal, pues a la hora de responder, le responden a Dios casi haciéndolo a un lado y pensando que todo lo que hacen es por sus fuerzas, por sus méritos y para su gloria, no para la de Dios. Son aquellos servidores que son muy eficientes pero pecan de arrogancia, de soberbia y vanagloria. Lo hacen todo para ser notados y solo las cosas salen bien si ellos están.

Respuesta del consiente. Es el hermano que responde a Dios con miedo, con incertidumbre, midiendo sus fuerzas, esta consiente que no es el mejor, pero da lo mejor. Sabe que es solo un instrumento, tiene sus errores como todos pero los sabe reconocer. Son aquellos servidores alegres, creativos, que tratan bien a los demás, que llegan a la madurez gracias a su disponibilidad a la voluntad de Dios, pueden repetir como Jesús en el huerto: "aparta de mi este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya".

Podría enumerar más pero creo que es suficiente para identificar que tipo de respuesta le vamos dando a Dios, puede ser que le demos especialmente una o haya un poco de todas, pero es bueno reflexionar, ¿qué tipo de respuesta estoy dando a Dios? ¿en realidad soy feliz, respondiendo a la llamada de Dios? ¿es una respuesta a la llamada de Dios o es un refugio a mis limitaciones, a mis frustraciones?

¡Buen domingo hermanos!

Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario