sábado, 2 de enero de 2016

HomÍlia - ¡TODOS SOMOS SANTOS! - del 2do. Domingo después de Navidad.

De la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1,3-6.15-18.

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por eso yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.

¡TODOS SOMOS SANTOS!


Hola a todos y todas, paz y bien.

Aun es tiempo de NAVIDAD y las lecturas hablan de la LUZ, que por supuesto es JESÚS. La luz que vino a las tinieblas y las tinieblas no la recibieron, solo uno fue testigo de la LUZ y este se llamaba JUAN, que no era la LUZ sino TESTIGO de la LUZ. Incluso fue TESTIGO (MÁRTIR, pues dio su vida y derramo su sangre) de JESÚS hasta las últimas consecuencias, por eso le llamamos San JUAN BAUTISTA. Solo un SANTO puede ser testigo de la LUZ, pero ¿quienes están llamados a ser SANTOS (es decir, TESTIGOS de la LUZ)? ¿solo los papas, los obispos, los padrecitos, las monjitas, los frailecitos?

Cuando pensamos en los SANTOS, vienen a nuestra mente las imágenes que hay en los templos, tanto de estampas como de bulto, pensamos que fueron PERSONAS (en realidad no pensamos que fueron personas como nosotros) que nunca se portaron mal, que siempre fueron buenos, que no quebraban ni un plato, tenemos una imagen caricaturizada de los santos, incluso de Dios. San Pablo en cambio llama "SANTOS" a todos los que creen en Jesús, pues ante los ojos de Dios todos somos SANTOS. Y es que TODOS los cristianos ESTAMOS LLAMADOS A LA SANTIDAD, ninguno esta llamado por Dios a ser mediocre, a tener una fe que cualquier viento o tempestad la mueva,  a tener una fe de ocasión, es decir, solo cuando me nace voy a misa, cuando hago mi XV años, cuando realizo cualquier otro sacramento, cuando tengo una dificultad o situación es cuando me acuerdo de Dios, de pedir su ayuda.

Ser SANTO, según san Pablo, es experimentar en la vida las BENDICIONES DE DIOS; cuando saludo a un hermano de la renovación carismática y pregunto ¿cómo esta?, siempre responden BENDECIDO, pero aveces es una frase hueca porque en realidad no todos experimentamos siempre la bondad, las bendiciones, los regalos de nuestro Padre Dios, solo el SANTO sabe experimentar sin que pueda expresarlo con palabras. 

SANTO es el que se sabe y se siente AMADO por Dios, cuando andamos por la vida con resentimientos, infelicidad, depresión, enojados con la vida, negativos, experimentando una insatisfacción en nuestro interior, es porque no experimenta el AMOR DE DIOS y si nos sentimos amados por Dios, aunque nuestros padres biológicos nos hayan abandonado o no nos quieran, aunque hayamos pasado situaciones bien dificiles en la infancia o en la actualidad, aunque todo parece que no se vaya a componer; siempre nos sentimos alegres, animados, con actitud positiva, pues "un SANTO TRISTE es un TRISTE SANTO".

El SANTO es HIJO DE DIOS y porque es hijo de Dios no puede andar por el mundo como huérfano, pues si nos sentimos huérfanos, también vamos a comportarnos con los demás como "hermanastros", es triste constatar que aveces uno tiene verdaderos hermanos no en la familia sino en otros ambientes. Pero en realidad un SANTO es "HERMANO DE TODOS", un HERMANO MENOR, nunca se cree más que otros hermanos, pues el HERMANO MAYOR ES JESÚS.

Y por fin un SANTO es aquel que tiene los ojos del corazón iluminados por Dios, para que comprenda cual es la esperanza a la que esta llamado, se decir, a "ser perfecto como nuestro Padre celestial es perfecto", pero perfecto por la herencia que Dios le da a todos sus hijos, el cielo, la vida eterna, la vida plena. 


Hermanos y hermanas, TODOS SOMOS SANTOS, y no lo digo porque quiero quedar bien con ustedes, pero desde el bautismo fuimos constituidos HIJOS DE DIOS por el AMOR, fuimos ILUMINADOS por Dios para experimentar sus bendiciones. Somos SANTOS YA si nos esforzamos por vivir lo que vivían ya algunos Efesios, el EVANGELIO DEL SEÑOR JESÚS. No nos confiemos de que venimos al Templo, a Misa, porque sirvo a la Iglesia, soy fraile o padrecito ya voy a heredar el cielo junto con los demás hermanos, porque incluso en el infierno hay Papas, obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos que no comprendieron que era la SANTIDAD y hicieron de su vida una caricatura de SANTO, oremos a Dios para que nos haga cada vez más SANTOS (nos haga más conscientes)  y pidamos por los que se han equivocado y están pasándola mal en el purgatorio o en el infierno, pues solo con nuestra oración y ofrecimientos Dios tenga piedad de ellos.


Fray Juan Gerardo Morga, OFMCap.

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